Sin embargo esa tala tiene justificación: la construcción de la nueva carretera entre Mieres y El Cantiquín. Hace unos días recorríamos la pista que se ha trazado para unir ambas localidades.
Esta obra faraónica dio comienzo hace más o menos un mes y medio, aunque su origen ha de buscarse tiempo atrás. Una carretera mejor fue, desde hace unos años, una reivindicación mantenida por los vecinos de El Cantiquín, pues el acceso al pueblo era (y de momento sigue siendo) una carretera sumamente estrecha, empinada y sin asfalto alguno que parte de La Villa y que atraviesa buena parte del barrio. Ello provocaba serias complicaciones si dos vehículos se encontraban y, por ejemplo, una ambulancia difícilmente podía llegar al pueblo.
La reivindicación fue escuchada hace unos meses y se sacó a licitación la obra, con un presupuesto inicial que rondaba el medio millón de euros. Se adjudicó hace tres meses a la U.T.E. formada por Contratas Mecuma y Aglomerados del Principado por un importe que ronda los 260.000€.
Las obras daban inicio, como ya se ha dicho, hace poco más de un mes, en la cantera de Villaconejos, un lugar de donde se extrajo la piedra que permitió construir un buen número de casas en Mieres durante los siglos pasados.
La primera fase de la obra consistía en talar el bosque de eucaliptos. Ya ha sido concluida y ha sido desarrollada por personal de Mecuma en colaboración con una empresa maderera que se encarga del traslado y uso de la madera de eucalipto.
Dos han sido las pistas trazadas para la tala de los eucaliptos, una de las cuales es una especie de boceto de la carretera final. De la tala solo se ha salvado un eucalipto, el “Capitán”, un árbol que el dueño de la finca siempre ha protegido y que nunca ha permitido que se tale.
*IMÁGENES: Madera amontonada en la escombrera de Villaconejos / Vista desde la pista.
La pista huele a madera y eucalipto y desde ella se contemplan unas impresionantes vistas de Mieres. En comparación con la carretera actual, la nueva promete ser mucho menos empinada y bastante más ancha (de momento la anchura es la equivalente a carril y medio, pero la empresa nos ha confirmado que será de dos carriles pintados y con su correspondiente cuneta y desagües).
Llegamos a El Cantiquín apenas diez minutos después de haber iniciado el paseo. La novedad con respecto a la vieja es que la nueva carretera desemboca justo delante del lavadero, a través de un camino hoy hormigonado.
Sin duda alguna, es una obra que será recordada por años no solo por sus dimensiones, sino también por haber sido una de las pocas actuaciones de gran escala desarrolladas en periodo de crisis y recortes.
Prometemos volver cuando esté acabada.
eQuipo de EL BLOG DEL MIERENSE
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