Ha pasado más de una semana desde que
los papeles de Enferbús reconociendo que se encontraba “al corriente de sus
obligaciones fiscales, laborales y sociales”, llegasen a manos de los oportunos
funcionarios del Consorcio de Transportes de Asturias.
Pues bien, hace unos días me dejé caer
por el centro de Oviedo y tras bastante tiempo sin subirme a un autobús de la
empresa me llevé una sorpresa agradable: tanto para ir como para venir viajé en
autobuses decentes, más o menos limpios y más o menos nuevos (que es de
agradecer, viendo las joyas que tiene la empresa), ambos dos de matrícula DTW. Esto
no es lo que iba a contar, pero bueno, ya que estaba, no estaba de más decirlo
y hablar un poco bien de algo relacionado con la empresa.
El caso es que tanto para la ida como
para la vuelta el tema de conversación (y escucha) fue, como no, lo de la
posible retirada de la concesión y el tema de los papeles que el CTA tiene en
su poder. Tanto para ir como para venir, los viajeros de la parte delantera del
autobús fueron preguntando al conductor de turno sobre qué se había sabido. Lo
que estos respondían a los usuarios era exactamente lo mismo: “no se sabe nada,
pero me parece a mí que esto se va a arreglar”, junto a una serie de cosas que
no tiene sentido traer a colación aquí.
Lo cierto es que el plazo para
presentar esos papeles acababa el 26 o 27 de enero y la empresa los presentó,
según informaba la prensa, dentro de ese plazo. Estamos a 8 de febrero en el
momento en que escribo estas líneas y aún no se ha sabido nada. Llámenme
pesimista, pero ese silencio (pese a que sé que las cosas de palacio van
despacio) no me gusta... No me gusta porque para empezar, es imposible que una
empresa acredite estar al corriente de sus obligaciones fiscales cuando debe un
porrón de dinero a sus empleados. Es imposible que una empresa acredite estar
al corriente de sus obligaciones sociales cuando no tiene el más mínimo respeto
por el usuario: viajeros de pie, autobuses de la época de Cuéntame, cientos de quejas y denuncias tanto de viajeros como de
trabajadores y un largo sin fin de cosas que al fin y al cabo todos sabemos.
Pese a ello no pierdo la esperanza de
que finalmente, tal y como pedían los propios trabajadores, se retire la
concesión a la empresa y estos sean subrogados por parte de la nueva
concesionaria de las líneas. Si no, ello sería un ejemplo más de lo poderosos
que pueden llegar a ser los contactos y los enchufes en la sociedad de hoy en
día.
Comentarios
Pregunta ¿Quien les pasa la ITV?.
La Fernández siempre fue así, antes (finales del siglo pasado) nos llevaba en los pasillos.