Sé que quizás, en cierta manera, pueda
resultarles repetitivo el artículo de esta semana, ya que acaban de leer un
reportaje sobre cosas que se proyectaron hacer y quedaron sin hacerse.
Sintiéndolo mucho, yo también voy a hablarles de una promesa un tanto incumplida
hasta el momento que vuelve a hacer ver aquello de que las cosas de palacio van
despacio.
Dicho esto, comienzo.
Hace un año y tres meses una lectora denunciaba en esta misma web el estado de
deterioro, a causa de numerosos actos vandálicos, del monumento conocido como “Accidentes mineros del Valle de Turón”,
situado frente al Barrio San Francisco, que venía a homenajear a todos aquellos
que perdieron su vida en los pozos del valle a través de unas dieciocho o
veinte placas con todos los nombres, apellidos y años en que habían fallecido.
El caso es que, a raíz de aquella
denuncia, un grupo político (creo que el PSOE) llevó a las pocas semanas el
asunto a Pleno. En aquel Pleno se afirmó desde el Gobierno local que ya se
tenían algunas placas de las que sustituirían a las destrozadas y que,
efectivamente, el monumento se iba a restaurar confiando en que no volviera a
ser víctima del vandalismo.
Así quedaron las cosas hace ya un año,
más o menos. El primer viernes de febrero me desplacé a Turón, tras una
temporada larga sin ir por allí, y, como siempre hago, me pasé a ver el
monumento, confiando en encontrármelo recuperado y con el resplandor que tenía
cuando se inauguró en 2005.
Mi sorpresa fue mayúscula al ver que
solo quedan cuatro placas, eso sí, se han pintado las paredes del panteón, pero
del resto de las placas no hay ni rastro. Me comentaba un señor que andaba
paseando por allí que habían pintado ya hacía algunos meses, pero no se había
vuelto a ver a nadie por allí.
Confío en que, preferentemente a corto
plazo, se vuelvan a reanudar las obras y que el asunto de restaurar el mausoleo
no quede en agua de borrajas, como tantas cosas que prometen quienes nos
gobiernan (ya sea a nivel local, regional o nacional).
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Comentarios
Este monumento, como no lo ve nadie, ahí se queda.