A finales del siglo XIX, la mayor
parte de las casas se situaba al pie de la carretera Gijón-Adanero (hoy calles
Oñón, Teodoro Cuesta y Ramón y Cajal). Desde esa carretera hasta el río Caudal
no había más que tierras, una vega fértil y llana.
La llegada del ferrocarril puso en
peligro esa vega, ya que los planes de la ferroviaria pasaban por atravesarla.
Los mierenses lucharon para salvar sus tierras y lograron que las vías al otro
lado del Caudal (tal y como están hoy en día). Sin embargo años después los
ferrocarriles mineros acabaron por atravesarla y la construcción en esas
tierras comenzó poco a poco a acabar con la vega.
La calle La Vega como tal recibe este
nombre desde 1982. Anteriormente fue conocida como calle Capitán Galán
(1931-1937) y calle Conde de Guadalhorce (1937-1982).
Con el papel trascendental que
desempeñó Numa Guilhou en el futuro de Mieres y el desarrollo industrial del
concejo a lo largo de finales del siglo XIX y buena parte del siglo XX, es
lógico que tuviera una calle dedicada a él. Y la tuvo, desde 1909 y de manera
interrumpida hasta la actualidad.
Este francés llegó a Asturias en 1870
tras adquirir en pública subasta la Sociedad Hullera y Metalúrgica de Asturias.
En 1879 fundó la Sociedad Fábrica de Mieres y once años después falleció en
este mismo concejo a los 76 años de edad. Sus restos reposan junto a los de su
esposa en un pequeño cementerio situado frente a los terrenos que ocupó la
Sociedad Fábrica de Mieres en sus orígenes. Como curiosidad, ese pequeño cementerio
es el único cementerio protestante de Asturias.
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