En 2008 arrancaban en La Riquela (Turón) las obras de
construcción de un ambicioso proyecto: la Ciudad del Tenis, un conjunto de
instalaciones dedicadas a la práctica de este deporte. El lugar elegido para
ello era el entonces parque Fernández Villa, un espacio verde, amplio, que
contaba con un par de canchas de fútbol y baloncesto, un par de zonas de juegos
para niños, bancos por doquier…
El parque estaba genial y se esperaba
que con la Ciudad del Tenis quedase todavía mejor. Las obras se prolongaron
durante una temporada, y, para facilitar las actuaciones, se movieron los
bancos, se quitaron las zonas de juego, se desmontó alguna fuente… La gente, a
raíz de la obra, dejó de usar el parque, que fue, poco a poco, yendo hacia un
abandono que aumentó cuando se inauguró el equipamiento y, aquellos que habían
movido los bancos, desmontado las fuentes y retirado las zonas de juego se
fueron, sin dejar nada en su sitio. Se preocuparon, resumiendo, de construir lo
que tenían que construir pero no de dejar todo lo que había en torno a lo
construido tal y como estaba antes.
*Un rincón del parque, con varios bancos apilados. |
Las canchas deportivas se encuentran
con la gravilla suelta y van camino de convertirse en canchas de tierra. No hay
canastas, ni redes ni nada con lo que jugar. Los bancos, amontonados y
apartados por la constructora, siguen, como se ve en la imagen que acompaña al
artículo, amontonados y apilados. No hay papeleras, ni fuentes. Sus escaleras
de acceso desde Agualestro y La Yana’l Monte están tomadas por la maleza y hoy
en día solo se mantiene transitable el pequeño paseo que rodea al parque, gracias
a que hay gente que sigue dándose una vuelta de vez en cuando. De hecho y, a
modo de curiosidad, la gran pradería del lugar no es ni segada por el
Ayuntamiento. Es un particular el que mete sus caballos a pastar, como si de un
prado se tratara.
Me da una pena tremenda ver cómo está
un parque que yo conocí totalmente diferente. Creo, sin embargo, que aún se
está a punto de salvar al parque de La Riquela (sin nombre oficial, tras
habérsele retirado el de Fernández Villa el año pasado). No costaría mucho
volver a poner los bancos en su sitio o colocar una zona de juegos para los
críos. Tampoco costaría mucho traer un par de canastas y un par de porterías y
dar a este precioso rincón del Valle de Turón la vida que le fue robada con la
obra de la Ciudad del Tenis hace unos años.
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Comentarios
Que esté como está se debe no solo al pasotismo de la constructora y del ayuntamiento, sino también a la falta de compromiso de los vecinos de este valle a la hora de reclamar algo al ayuntamiento. Sé pidio una vez hace unos años, que yo tenga constancia, y se obtuvo un no por respuesta pero no se volvió a intentar.