Rafael
del Riego vino al mundo en Oviedo, en el año 1888. Perteneciente a una familia
acomodada, Rafael decidió estudiar Ingeniería de Minas.
Terminada
la carrera, en 1909, y habiendo realizado pequeños trabajos por toda Asturias,
en 1915 llegó al Valle de Turón tras ser contratado por Hulleras de Turón, la
empresa que explotaba gran parte de las minas abiertas en el valle. Desde su
llegada, pasó formar parte del equipo técnico que dirigía las minas, encabezado
por Francisco Fontanals.
Tras
la jubilación de este, en 1916, y con un nuevo director al frente, Rafael fue
nombrado subdirector y con ese cargo fue enviado en 1919 al extranjero, junto a
otro ingeniero, para que estudiase sobre el terreno la aplicación a las
explotaciones turonesas de los métodos de arranque utilizados tanto en
Inglaterra como en Estados Unidos, así como el funcionamiento de sus
organizaciones sociales. Antes de eso, en 1917, se le encargó la supervisión de
las obras de construcción del colegio de los hermanos lasalianos, que él
inauguró en enero de 1919, poco antes de su viaje.
*Retrato de Rafael del Riego. |
De
vuelta en Mieres, y tras haber aplicado a numerosas técnicas de las vistas y
aprendidas durante su viaje, en 1921 se convertía en director de la empresa. Siguió
apostando por nuevas y eficaces técnicas, lo que ocasionó un notable repunte en
la producción.
No
solo de producir se preocupaba el ingeniero. También tenía interés por mejorar
el entorno social de sus trabajadores. Así, colaboró activamente con el Ateneo
Obrero, proporcionando grandes cantidades de dinero para la compra de libros, y
ofreciendo una parcela para la construcción de un nuevo y amplio edificio, el
actual Ateneo, que se inauguraría en octubre de 1929. Colaboró asimismo en la
realización de diversas obras de mejora en el campo de fútbol de La Bárzana y
con numerosas asociaciones y colectivos del valle, como el Orfeón o la Banda
Filarmónica. Ordenó construir escuelas en algunos pueblos y trabajó activamente
para conseguir, además, que Turón contase con una sección de Cruz Roja, lo que
logró en 1929.
Su
mecenazgo también llegaba directamente a sus trabajadores, con préstamos,
materiales para obras en sus viviendas, arrendamientos a bajo coste de
viviendas de la empresa…
Galardonado
con la Medalla de Oro al Trabajo, y con la Medalla de Oro de Cruz Roja, entre
otros muchos títulos, Rafael del Riego se puso por meta en 1934 sacar adelante
un verdadero sanatorio en pleno corazón del valle. La Revolución de Octubre de
1934 echó por tierra esos planes ya que fue fusilado en el cementerio turonés
el 14 de octubre de ese año, seis días después de que fueran fusilados ocho
frailes de La Salle, y al mismo tiempo que el jefe de los guardajurados de su
empresa y un corresponsal de prensa. Tenía 46 años y muchos planes para su
empresa y el valle que tanto quería.
Terminada
la Guerra Civil, el Ayuntamiento de Mieres decidió que la arteria principal del
valle, a su paso por La Veguina, llevase su nombre, en señal de homenaje.
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