El 1 de febrero de 1907 Mieres vivía
un acontecimiento histórico: se inauguraba su mercado cubierto, su Plaza de
Abastos.
No se trataba de un edificio, sin más.
Al contrario, el Consistorio había encargado semejante cometido a un arquitecto
de reconocido prestigio, arquitecto del Ayuntamiento de Oviedo, responsable, en
esa ciudad, del ensanche de la calle Uría y de edificios tan conocidos como la
casa García Conde, en la Plaza de la Escandalera: Juan Miguel De la Guardia y
Ceínos.
La idea del Consistorio estaba clara:
hacer un edificio que reflejase la expansión comercial e industrial del Mieres
de comienzos del siglo. Un edificio que fuese diferente, arquitectónicamente, a
lo que había en aquel Mieres. Para ello De la Guardia apostó por un inmueble de planta rectangular,
con fachada y entrada a cuatro calles, destacando por incorporar el hierro como
un protagonista más, que le otorgaba, al edificio rasgos modernistas y
eclécticos. La estructura se completó con un tejado retranqueado más elevado y
con grandes ventanales laterales que permitiesen llenar de luz el interior. Un
edificio catalogado por muchos como una muestra clara de arquitectura burguesa.
En sus 1.500 metros cuadrados llegó a
albergar, en su mejor época, a más de 230 puestos de venta, cifra hoy en día
reducida considerablemente. A lo largo de estos 110 años de existencia, la
Plaza de Abastos, catalogada como Monumento Histórico Artístico desde hace unas
décadas, ha sufrido cambios estéticos, tanto en lo referido a colores (ha
estado pintada de gris, de azul y en la actualidad, de amarillo) como en lo que
a puertas, suelos o entorno se refiere. Su función, sin embargo, perdura, como
hace 110 años, recibe a miles de mierenses que acuden a su mercado a hacer las
compras del día a día.
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Comentarios
Me sorprende también la vida que tiene.