1965.
Las alumnas de la Escuela Hogar de Hulleras de Turón deciden, como viaje de fin
de curso, ir a Santiago de Compostela, al tratarse de un año jubilar.
El
18 de mayo salieron muy temprano de Turón, en un autocar de una empresa
gijonesa, un Barreiros último modelo, con solo 4.800 kilómetros. En total, unas
cuarenta alumnas y una asistente social partieron dirección Santiago aquel día
sin imaginar que lo que iba a ser un viaje idílico acabó por ser una tragedia
que conmocionó al concejo.
En
el kilómetro 37 de la carretera de Vegadeo a Pontevedra, a la altura de Meira,
el autocar se salió de la vía cayendo por un precipicio de unos doscientos
metros, dando varias vueltas de campana. Sobre los motivos del accidente, parece
ser que todo se debió a un adelantamiento en una cuesta, en el que el autobús
se salió de la vía: “cedió la carretera
hundiéndose las ruedas en la parte izquierda cada vez más, hasta que tras
recorrer unos 27 metros, volcó, precipitándose por el terraplén”. La caída
por el precipicio hizo que el techo del autocar se rompiese y que algunas de
las alumnas saliesen despedidas. Solo el conductor, que se agarró al volante
con fuerza, se quedó en el vehículo hasta que llegó al fondo del barranco.
Resultó herido leve.
*Portada de El Comercio del 21 de mayo de 1965. |
El
azar quiso que un coche patrulla de la Guardia Civil circulase a escasos metros
del autobús y que los agentes lograsen prestar con rapidez unos primeros
auxilios que salvaron más de una vida. En el rescate colaboraron, además,
vecinos de la zona y excursionistas asturianos que, precisamente, volvían de Santiago,
acompañados por un sacerdote que “prestó
los auxilios espirituales a las moribundas y a los heridas”, algo que al
parecer las muchachas reclamaban: “las
peregrinas heridas lo único que hicieron en los primeros momentos fue pedir un
sacerdote. Cuando llegó el que venía con otra excursión asturiana y les
administró los auxilios espirituales, se observó en todas mayor tranquilidad”, apunta
la prensa de la época.
En
el accidente fallecieron cinco mujeres: Pilar Díaz, de 27 años; María Dolores
Fernández, de 16 años, ambas de Urbiés; María de los Ángeles Secades, de 18
años; Mercedes Díaz, de 42 años; y Celia Bande, de 32, naturales de distintos
puntos de Turón, como todas las accidentadas. Hubo tres heridas graves que
evolucionaron positivamente con el paso de los días. Ninguna de las pasajeras
se libró de pasar, al menos, un par de días en uno de los hospitales de Lugo y
Vegadeo a los que fueron trasladadas.
El
Gobernador de la provincia y el Alcalde de Mieres, Guillermo Lorenzo, se
desplazaron a Lugo para interesarse por el estado de salud de las heridas y
acompañar a las familias. Un día después la iglesia de La Cuadriella acogía una
multitudinaria misa, oficiada por el arzobispo, Vicente Enrique y Tarancón,
para pedir por las heridas. En los días posteriores se oficiaron los funerales
por las distintas fallecidas.
En
la Escuela, subvencionada por Hulleras de Turón, las alumnas aprendían labores
y tareas del hogar. Cualquier mujer con más de 15 años podía inscribirse, lo
que explica las diferencias de edades entre las víctimas
“El trágico accidente ha
producido en toda la zona de Turón una gran consternación, a la cual se ha
sumado Asturias entera al conocer la noticia por los periódicos”, sentenciaba la edición de El Comercio del día 20 de mayo de aquel
año. No era para menos, ¿quién podía imaginarse que una excursión de fin de
curso podría acabar así?
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