Ha
llovido mucho en los últimos meses. No es ninguna novedad. En lo que al campo
se refiere se suele pensar que la lluvia solo tiene efectos positivos. No es
del todo cierto: la lluvia trae verdor, pero también trae, entre otras cosas,
el crecimiento descontrolado de la hierba.
El camino de Vegapiqueros, tomado por la maleza |
La
primera de las imágenes que acompañan este artículo muestra el estado de un
ramal que conecta Figaredo con el paseo fluvial a través de Vegapiqueros.
Dentro de nada dejará de dar servicio, porque con maleza de un lado y del otro,
está próximo a verse cerrado. No es algo exclusivo de Figaredo ni mucho menos.
Cualquier paseo de cualquier zona del concejo pasa por lo mismo. La tan crecida
hierba ha hecho que desaparezcan bancos, senderos, papeleras e incluso, que
haya poca visibilidad en determinados puntos, por ejemplo, de la senda verde
turonesa en los que es necesario cruzar la carretera.
“¿Si
ven que llueve como llovió estos meses y sabiendo que tienen que ponerse con
ello, por qué no se organizan como es debido para ir poco a poco limpiando los
caminos?” se preguntaba y me preguntaba, como si yo supiese algo del tema, un
vecino que paseaba por ese ramal de la imagen. Tenía toda la razón. “Si el
problema es que no hay mano de obra, que contraten… ¡Anda que no hay gente que
se dedica a desbrozar praos!” añadió este señor.
Una serpiente, sobre una roca en Reicastro |
Me parece que algo de eso ya
se hace, al menos con determinadas zonas, como las praderas del paseo fluvial y
de la carretera en las proximidades de El Pedroso, segadas hace unas semanas
por personas que no vestían los uniformes del Ayuntamiento y que desconozco si
eran profesionales o particulares a los que se les permite desbrozar a cambio
de la hierba. En cualquier caso, no es una mala fórmula, aunque toca extenderla
a esta amplísima red de sendas que tenemos en Mieres.
Toca
andar a la hierba y toca hacerlo ya. El verdor de la maleza esconde, en
ocasiones, sorpresas como la que se aprecia en la segunda imagen. Una serpiente
de considerable tamaño, enroscada junto a un par de esculibiertos, sobre una
roca en la entrada a Reicastro desde el paseo fluvial. La fotografía, que vale
más que mil palabras, fue tomada por la gente del programa Desde la plaza, de Radio Ujo, y publicada en sus redes sociales
hace unos días. Dado que no soy un experto en serpientes, no me atrevo a
catalogarla como víbora. Lo sea o no, ha de ser una sorpresa entre curiosa e
inquietante encontrarte con un animal como este mientras vas caminando.
El
verde Paraíso Natural tan característico de Asturias está muy bien. Sin embargo,
se puede disfrutar aún más de ese verde y con seguridad, con la hierba segada.
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