Mieres está, más que nunca, en el
Camino. Las cifras sobre el tránsito de peregrinos por el concejo y un aumento
en las pernoctaciones en el albergue de La Peña así lo demuestran.
Ello se debe a que por el concejo
discurre parte del conocido como Camino del Salvador, que une León y Oviedo, y
permite, a su vez, enlazar con el Camino Primitivo, que desde la capital llega
a Santiago de Compostela.
En su paso por Mieres, el Camino permite
al peregrino conocer Ujo, Mieres y la ascensión a El Padrún.
Hemos conversado con seis peregrinos,
elegidos al azar, a los que hemos encontrado en distintos puntos de Mieres con
el fin de conocer la imagen que se llevan del concejo, acompañando a algunos
durante parte de su travesía. El presente reportaje se realizó en septiembre de
2017.
Una señal marcando la ruta a la entrada de Ujo |
“Me sorprendió la buena señalización
que hay ahora, hay también mucha más información y lo moderna que está la ciudad”.
Aunque las guías aconsejan cruzar La Villa y salir a la calle Ramón y Cajal,
para seguir por Teodoro Cuesta a Oñón y llegar así a La Peña, Marcos atravesó
Mieres por Valeriano Miranda. “Me llamaron mucho la atención los edificios de
colores que hay en la zona. Muy llamativos. ¿El negro es un homenaje a la
minería, no?”, nos pregunta.
Lleva desde las ocho de la mañana
caminando, y prevé llegar a Oviedo a última hora de la tarde, recorriendo así la
etapa entre Pola de Lena y la capital, de casi 32 kilómetros. “Después de subir
Pajares, subir El Padrún está chupado”, nos dice, entre risas, antes de
despedirse y continuar caminando.
“Caminando desde la puerta de nuestra
casa”. Así nos responden Alberto y Rubén Blanco cuando les preguntamos de dónde
vienen. Estos dos hermanos leoneses hacen el Camino “parando, viendo y
disfrutando”. Nos los encontramos el 13 de septiembre, saliendo de Requejo. Les
acompañamos hasta La Peña. Mientras que Rubén se estrena, Alberto repite, tras
hacer el mismo recorrido en 2014.
“Entre la gente, que es muy amable, el
paisaje y el buen tiempo que de momento estamos teniendo, con sol, pero sin
mucho calor, estamos disfrutándolo mucho”, nos comenta Rubén.
Un hito con el dibujo de una vieira en el Puente La Perra |
Rubén añade a las palabras de su
hermano que “Requejo me ha parecido un sitio para venir solo a Mieres y pasar
el día ahí, comiendo y tomando sidra, viendo la gente pasar”.
Vienen con espíritu aventurero. “Traemos
sacos de dormir y una tienda de fácil montaje y desmontaje. Solo dormiremos en
albergues si el tiempo lo aconseja o lo necesita alguno de los dos. Ya hemos
dormido dos noches a la intemperie y dormimos muy bien”, nos dice Alberto. Al
llegar a La Peña nos pregunta por el albergue. Ha leído en internet alguna
noticia sobre el alto número de peregrinos que hacen noche en él: “Dormí en él
la otra vez y estaba muy limpio. El señor que nos atendió, muy amable y atento.
Era gratis alojarse y estaba mucho mejor que otros llegando a Galicia en los
que había que pagar por dormir”.
Nos despedimos de los hermanos, que días
más tarde nos escribieron un correo para decirnos y mostrarnos que habían
llegado a Santiago.
En León también comenzó el Camino
Gabriele Russi. Pese a ser italiano, tiene a su favor un punto importante:
conoce buena parte de Asturias gracias a haber hecho un curso de su carrera,
Historia del Arte, en la Universidad, a través de una beca Erasmus, en 2016.
Coincidimos con él en la mañana del 14
de septiembre en el paseo fluvial, a la altura de Ujo, y lo acompañamos hasta
la plaza de Requejo. “En todas las webs que he visitado para preparar el
Camino, ponen Requejo como un sitio que hay que visitar al pasar por Mieres. Y
la verdad es que es un lugar curioso”, nos dice, contemplando la plaza.
Pese a su experiencia universitaria en
Asturias, es la primera vez que visita Mieres. “La ciudad es más grande de lo
que pensaba”, nos comenta desde la pasarela que une Vega de Arriba y la senda
fluvial. Atravesamos La Villa. Se
interesa por el Palacio de Camposagrado. Entramos en el recinto del instituto. “Es
precioso. ¿En serio es un instituto público?”, nos pregunta, tras contarle un
poco la historia del inmueble. Lamenta, eso sí, no tener tiempo para entrar a
conocer la colección de arte del centro.
Cámara en mano, no duda en hacer
fotografías de la estatua de Pepa La Lechera, diversos edificios de la calle La
Vega, el Ayuntamiento, la Iglesia de San Juan y Requejo.
“En el mapa parece y por población
pensaba que Mieres era una ciudad más pequeña”, nos dice, tras explicarle cómo
seguir.
En El Padrún ha quedado de verse con
dos compañeros de facultad que lo acompañarán hasta Santiago y con los que hará
noche en Oviedo.
Joao y Maite, caminando por el Paseo Fluvial |
De algo más lejos vienen Joao Dasilva y
Maite González, marido y mujer. Viven en Balaguer, Lleida, de donde es ella. Él
nació en Oporto, pero lleva más de veinte años viviendo en Lleida.
Con ellos cruzamos Mieres el 18 de
septiembre. Están habituados a hacer todo tipo de travesías a pie, pero es la
primera vez que hacen el Camino del Salvador, conectándolo con el Primitivo.
“La entrada a Mieres por el paseo a orillas del río es de lo mejor. Veníamos un
poco acongojados de Lena, por una carretera sin arcén y que está llena de
maleza y de tráfico”, nos comenta Joan
en relación a la AS-242.
Con ellos recorremos el casco urbano,
hasta Requejo. “Parece una plaza de un pueblo de un cuento. Es muy bonita”,
apunta Maite.
Su meta es Oviedo, concluyendo la
misma etapa que realizaba Marcos. “Y de ahí, seguir a pie hasta Santiago, etapa
a etapa, salvo que algún imprevisto nos lo impida”, nos comenta Joan, mientras
su mujer realiza diversas fotografías a la plaza. Esperamos que haya sido así.
Las cifras no mienten: Mieres está en
el Camino, ahora más que nunca. Y a la luz de testimonios como los de estos
seis peregrinos se demuestra que el concejo, desde la entrada por el paseo
fluvial, hasta el casco urbano, el albergue de La Peña o el alto de El Padrún
tienen mucho que ofrecer a todos aquellos que, como estos seis peregrinos,
buscan vivir una experiencia a todas luces única, caminando y conociendo
lugares y personas.
Comentarios
Tener algo turístico patrimonio de la humanidad vendería mucho la verdad. Te pones la etiqueta y la gente viene en masa.
Una decisión lamentable por parte de nuestros vecinos y que también perjudica al norte de su propia provincia.