Es relativamente habitual escuchar
cómo la gente critica que tal fiesta o tal otra va a menos cada año, que si
continúa así acabará por desaparecer y bla bla bla. Sin embargo, muy pocas
veces se reconoce la labor de los organizadores, que a veces se pasan medio año
trabajando para sacar adelante un par de días de fiesta en julio o en agosto.
Conversaba el otro día con uno de esos organizadores infatigables sobre este
tema. Me decía que lo más difícil era sacar adelante el aspecto económico de
las fiestas y en particular, conseguir patrocinadores: “empresas, comercios que
nos ayuden económicamente. No todo puede salir de los vecinos, que bastante
colaboran con sus cuotas de socios, comprando lotería en Navidad y rifas para
algún sorteo que realizamos a lo largo del año”.
Recortes de carteles de fiestas |
En esa búsqueda de patrocinadores me
explicaba que lo más normal era “preguntar a quienes teniendo un negocio,
tienen algún vínculo con el pueblo”. “Algunos dan dinero, pero otros no dan más
que excusas”, me comentaba entre risas. Lo siguiente pasa “por tirar de
contactos e invitar a comerciantes o empresas que conozcas de algo”.
Sorprendentemente, en palabras de este organizador, “suelen ser los que se
deciden a colaborar y ponen menos pegas que los que están vinculados con el
pueblo”.
No voy a dar ni cifras ni nombres,
aunque sí un porcentaje: el 60-65% del coste total de las fiestas. Fue lo que
calculamos el organizador y yo que pudieron suponer las aportaciones de los
patrocinadores, a los que se les ofrecieron dos tarifas de colaboración. El 35-40%
restante corrió por cuenta de la asociación que organizaba los festejos, que
incluyeron un par de intérpretes, alguna prueba deportiva y un servicio de bar,
entre otras cosas.
“Son los que nos salvan”. Así de claro
se mostraba el organizador. “Y en el caso de este pueblo, los que aportan
dinero no tienen más contrapartida que publicidad de sus negocios en el cartel,
del que se hacen cincuenta copias para publicar por distintos tablones de
anuncios”, me explicaba.
No estoy muy metido en la organización
de ninguna fiesta, pero esa charla que mantuve con alguien que sí lo está me
hizo ver lo necesarias que son las aportaciones que comerciantes, hosteleros,
bancos y demás entidades privadas realizan haciendo posible que numerosas
fiestas, muchas de ellas en verano, sigan organizándose, en una época en la que
muchos de los que aportan, al igual que los pueblos que organizan fiestas, no
pasan por su mejor momento.
Hay que reconocerles el trabajo y el
mérito a unos y a otros.
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