Hoy
en día cualquiera y en cualquier momento puede realizar una instantánea con su
teléfono móvil. El propio aparato se ocupa de almacenarlas, aunque de poco
sirve esta función si el fotógrafo se olvida de que ha hecho uso de la cámara
en un determinado momento. Esto fue lo que me ocurrió a mí con tres o cuatro
fotografías que realicé con mi teléfono a principios de octubre en la senda
verde de Lloreo o Loredo. Recuerdo haber hecho tres o cuatro fotografías para
lo que iba a ser la segunda parte de una de mis tribunas, publicada en
noviembre de 2017, y titulada La
escalera de la discordia.
En
aquel entonces, hace más de un año, les hablaba de la casi finalizada obra de
la escalera de acceso a la panera que la asociación vecinal de Lloreo tiene a
orillas de la senda. Una escalera monstruosa, un despropósito de la ingeniería
civil, que además había sido instalada encima del propio trazado de la senda,
obligando a los usuarios a rodearla para poder seguir el camino. Una obra hecha
sin que se sepa muy bien cómo, sin que entonces quedase claro si se habían
tramitado o no los correspondientes permisos. La escalera había sido construida
para mejorar el acceso a la panera, en la que se organizaban actividades para
los vecinos, que hasta entonces tenían que valerse de una más pequeña para
subir al inmueble.
La escalera, con un primer plano, de la panera
El
pasado mes de octubre me dio por hacer esta senda y tuve la ocasión de ver el
resultado de aquella obra. Es el que les muestro en las fotografías que
acompañan a estas palabras. Sí. Sigue siendo algo aberrante, para la senda y
para el inmueble, pero vayamos al detalle. En la segunda de las fotografías se
puede ver mejor: las malashierbas impedían ver el primer peldaño de la panera.
Hierbas de considerable altura que llevan a pensar que muy posiblemente a la
panera hacía meses que no subía nadie, salvo que quienes suban tengan una
agilidad tremenda y sean capaces de saltar por encima de esas malashierbas.
Las
macetas que adornan la escalera son otro indicio del poco uso que se le está
dando: las plantas de las tres o cuatro primeras estaban bien, porque son las
que más o menos se pueden regar y atender desde la senda; el resto, estaban
secas o directamente estaban con tierra y sin planta alguna.
Indicios
aparte, unos metros más allá de la panera me encontraba con un vecino de la
zona. Le pregunté por el uso que se le daba a la panera. “Para alguna cosa a lo
largo del año, pero poco”. Había sido San Antonio unos días antes y le pregunté
si la fiesta había ocupado algo de la panera. “No. Ponen una carpa un poco más
adelante y luego la misa y todo eso es abajo”, me explicó.
El
daño a la senda está hecho, igual que al paisaje o a la propia panera. Si en su
día no se llegó a aclarar si había o no permisos y si los cauces seguidos para
levantarla eran o no los que procedían, tampoco espero que ahora salga alguien
a dar luz sobre este asunto. Sí que haya alguien que tome nota de estas y otras
actuaciones, muchas en la zona rural, que se llevan a cabo de aquella manera,
perjudicando, como es el caso, un bien de dominio público tan utilizado por
ciclistas y senderistas como es la senda verde de Lloreo.
Comentarios
En fin una cosa aberrante que si en fotografía resulta horrible en situ lo es más todavía. Yo tampoco entiendo que se sacase adelante.