El 2010 comenzó con nieve, mucha
nieve. Uno de los mayores temporales de los últimos años hizo que las
temperaturas cayesen bajo cero y que nevase casi ininterrumpidamente durante
tres días, del viernes 8 al domingo 10 de enero.
Pese a las alertas de la AEMET y los
protocolos en los que el 112, Principado y Ayuntamientos habían trabajado días
antes, toda previsión fue poca ya que el temporal superó, y con creces, las
expectativas.
En Mieres era complicado circular en
coche aquel domingo 10 de enero. También lo era caminar, ya que a la nieve se
sumó el hielo y a una deficitaria limpieza de calles y carreteras. El manto
blanco dejó imágenes como estas:
Aquel domingo fue histórico también para el mercado dominical de la Plaza de Abastos. Solo un comerciante desafió al temporal e instaló un oportuno puesto de venta de sombreros, boinas, bufandas y paraguas. Hizo el agosto en enero:
En tres días se acumularon espesores
de más de 25 centímetros de nieve que hacían imposible, por ejemplo, determinar
la marca y el modelo de coches como este, aparcado en El Poliar:
Y mientras esto ocurría en Mieres, en
la zona rural una palabra definía perfectamente la situación: aislamiento. Gran
parte de las líneas de Emutsa dejaron de circular aquel fin de semana y en
muchos pueblos del concejo las carreteras se convirtieron en pistas cubiertas
de nieve. Fue lo que ocurrió a la carretera del valle de Baltesara. En lo alto
de este valle, El Cabal, a unos 500 metros de altitud, esperaba la vuelta a la
normalidad, con espesores que superaban el medio metro, como se aprecia en el
hórreo de la fotografía, del que apenas se veían los pegoyos y que cargaba con
kilos de nieve en su tejado:
Pese a la crudeza del temporal no hubo que lamentar víctimas. Tanto el Principado como el Ayuntamiento sí que tuvieron que lidiar con críticas de partidos políticos, asociaciones vecinales y ciudadanos que no los dejaron muy bien parados sobre su actitud ante el temporal.
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