Hace un mes y medio les hablaba de Figaredo y de cómo en los últimos
años sus vecinos han ido perdiendo servicios tan fundamentales como oficinas
bancarias o el único supermercado de la localidad. Cierres que se vinculan a la
pérdida de población y que las empresas tratan de justificar a partir de sus
números, aunque las cifras digan lo contrario. Este fenómeno no solo se ve en
Figaredo. Al otro lado del Caudal, en Ujo, también comienzan a verse ejemplos.
"Mi madre, con 82 años, tiene que
bajar ahora al aparcamiento a sacar la pensión y a todo lo que tenga que hacer
en el banco. Se lo hacen en una furgoneta a la que debe subir, que no es
precisamente accesible, y eso después de esperar a veces una cola importante a
la intemperie, en un aparcamiento que es un descampado". Este es el testimonio
de una mujer cuya madre vive en Cortina de Ujo. Conversaba con ella poco
después de que se publicase en esta web mi artículo sobre Figaredo. De hecho,
me llamó para contarme algo que desconocía: el banco Sabadell de Ujo también ha
caído. Lleva desde finales de noviembre cerrado. De momento, aguanta Liberbank.
La oficina del Sabadell, situada en la
carretera general, a dos pasos de la iglesia, fue clausurada en el marco de un
proceso de cierre de oficinas que parece ser que continuará este año. ¿Tan mal está la situación de la
entidad como para andar clausurando sucursales? Siento decirles que no. Al
contrario, un mes antes del cierre de la oficina de Ujo, el presidente del
Sabadell presumía de haber ganado hasta septiembre del
año pasado la friolera de 783 millones de euros, el triple de los beneficios
que en 2018. Y con todo y con eso tienen el valor de cerrar oficinas aludiendo
a cuestiones de reestructuración y no sé qué más historias. Bravo por ellos.
La clausura del banco ha sido
compensada, como en Figaredo, con una furgoneta que se aparca en Las Lleras, en
el entorno del campo de fútbol, los lunes, miércoles y viernes y en la que dos
agentes bancarios atienden a todo aquel que necesite en un horario que va desde
las 12:30 a las 13:45 horas. Vamos, una hora y cuarto, tres días a la semana.
Como me explicaba esta conocida mía, el cambio de las condiciones en las que se
presta el servicio es tremendo. En la sucursal bancaria a la que acudo, que no
es de Sabadell, hay sillones para esperar el turno, aire acondicionado en
verano y calefacción en invierno, caramelos de vez en cuando… Pues imagínense
prescindir de todo esto, hacer cola en la calle, con paraguas si llueve y a la testera si hace sol, y tener que
subir a una furgoneta a pagar recibos o cobrar la pensión. Y en un horario
limitadísimo.
Es la banca del futuro, cada vez más asemejada a los tenderos del
pasado que iban por los pueblos con sus DKW vendiendo de todo. E insisto, en
Ujo aún tienen a Liberbank, que todavía no se ha largado, como sí hicieron en
Figaredo, sin furgoneta y sin nada, remitiendo a los clientes a hacer sus
gestiones en Turón.
Y no es por sembrar el pánico, pero
esto mismo de Ujo y Figaredo se comienza a ver también en Mieres. El Sabadell
cerraba un poco después que la de Ujo su oficina en la calle Doctor Fleming,
sin furgoneta para los clientes, que ahora habrán de desplazarse a la sucursal
de Manuel Llaneza. Que sigan los beneficios, los clientes ya si eso…
Álvarez
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