Corría el año 2011 cuando el Centro de
Cooperación y Desarrollo Territorial de la Universidad de Oviedo –CeCodet- se
trasladaba a las instalaciones universitarias de Barredo dejando la que llevaba
siendo su sede desde hacía algo más que una década: el chalet de Figaredo.
Muchos lo pensamos en aquel entonces y el tiempo nos ha dado la razón: quedarse
sin actividad iba a ser un mazazo para uno de los edificios más imponentes que
tiene el concejo, propiedad del Ayuntamiento de Mieres.
Es un edificio que siempre me ha
llamado la atención. Majestuoso por fuera y por dentro. Cada vez que paso
frente a él me detengo a observarlo unos instantes. Desde que se quedase sin
actividad hace siete años hasta hoy el proceso de deterioro ha sido notable, al
menos en lo que a su exterior se refiere. Por mucho que la web del Ayuntamiento
califique su estado actual de conservación como óptimo, la realidad es totalmente distinta.
Parte de la fachada del chalet de Figaredo |
La imagen que acompaña a este artículo
da buena cuenta de lo que acabo de contarles. Una ventana abierta, cristales que
faltan, un alero que se ha roto provocando que aparezcan humedades en la carga,
una pequeña planta en el tejado, desconchones en la fachada… No llega un
proyecto que le permita recuperar su esplendor y el tiempo (y la falta de
mantenimiento) juega cada vez más en su contra.
¿Dónde quedaron aquellos planes presentados en julio de 2016 para su desarrollo “en breve”, que
pasaban por ceder el uso del inmueble a una empresa hostelera? ¿Por qué las
negociaciones, tan "avanzadas" como parecían estar, no llegaron a
buen puerto? Quizás no ayudó el hecho de que justo enfrente se encuentre otro
impresionante edificio, el palacio de Figaredo, cerrado desde hace tres años tras una inversión millonaria en su
rehabilitación y el intento por parte de sus dueños, durante una década, de
convertirlo, sin éxito, en un referente en el sector hotelero (y hostelero) de
Asturias.
No corren buenos tiempos para nada,
mucho menos para invertir. Es comprensible que la cadena hostelera que había
contemplado el chalet de Figaredo como una posible inversión se haya echado
para atrás, por las circunstancias que hayan sido, como alguien me ha comentado
que ha ocurrido. El mismo argumento podría escindir el Consistorio para no
abordar una serie de mejoras más que necesarias con miras a mantener un
edificio que en menos de una década cumplirá un siglo y tratar de conseguir un
uso, el que sea, que le permita cumplir esos cien años con esa imagen de
poderío que quienes lo mandaron construir en la década de los 20 querían que
transmitiese.
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