No se asusten por el título de la
entrada, que no voy a hablarles de lo fantásticos y maravillosos que son estos
premios, como hacen en estos días todas las televisiones, radios y medios
digitales. Únicamente voy a comentarles mi opinión sobre un tema que, año a
año, me pone de mal humor.
Llevamos una serie de años viendo cómo
nada o casi nada se ha librado de los temidos recortes. Digo casi nada, porque
los premios son una excepción.
Está bien reconocer el trabajo hecho
en sus respectivas áreas de una serie de eminencias, que merecido lo tienen,
pero me llama la atención que se les dé 50.000 € por cabeza, se les pague el hotel durante los
días que pasan en el Principado y no solo eso, sino que haya que pagar también
la estancia y demás antojos de los propios Príncipes.
Me da pena ver cómo, en un periodo tan
corto de tiempo, una Fundación gasta miles y miles de euros habiendo tanta
gente pasándolo mal y pudiendo hacerse muchísimas otras cosas con ese dinero,
que por otra parte, procede en buena medida de nuestros bolsillos ya que la
Fundación se sostiene económicamente de donaciones de particulares (habrá que
ver quién dona en los tiempos que corren), y de subvenciones de las
administraciones públicas (en el 2012, la Fundación recibió más de 1,1 millones
de euros en concepto de subvenciones por parte del Principado, del Ministerio
de Presidencia o de los Ayuntamientos de Gijón, Oviedo y Avilés, entre otros
entes).
Volviendo a los premios, que es de lo
que iba esto, reconozco que está bien premiar la labor del Banco de Alimentos o
de la ONCE, por poner dos ejemplos de entidades sociales que han sido premiadas
en años recientes… Pero, ¿por qué dar 50.000 € a Casillas o Xavi Hernández, o a
Miyamoto, que tienen todos ellos fortunas incalculables? ¿Por qué el premio ha
de tener contenido económico o, mejor, un contenido económico tan alto? ¿Por
qué no invertir ese dineral en cosas más útiles?
Distinto es el Premio al Pueblo
Ejemplar de Asturias, que con 25.000 € premia a los habitantes de un
determinado lugar por tener cuidado y ‘vivo’ su pueblo.
Lo mejor de todo esto es que, poco a
poco, la gente que antes veía bien estos premios o pasaba de ellos, ha ido
cambiando de opinión y desde hace unos años hasta hoy todas las celebraciones
de entrega de los premios se ven ‘acompasadas’ por manifestaciones de todo
tipo, desde banderas republicanas hasta pancartas que, más o menos, expresan lo
mismo que les he estado contando en esta ocasión.
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Comentarios
Quitándolos ganábemos perres pa meyorar la sanidá y la educación, que bona falta fai.
una vergüenza.