El otro día me enseñaba un buen amigo
mío, aficionado a la fotografía, varias imágenes que había tomado desde su
piso, en la Numa Guilhou, al parque Jovellanos. Fotografías que talmente
parecían aéreas, pese a estar tomadas desde un cuarto piso.
Tenía fotografías de hace como diez
años, de antes de la reforma que en el 2006-2007 cambió el Jovellanos a lo que
es hoy en día.
Me llamó la atención que había unos
cuantos árboles, de gran altura, que ahora ya no están. Disculpen mi ignorancia
en lo que a árboles se refiere, pero había una especie de abeto gigante en el
lado derecho del ‘auditorio’ del Jovellanos que hoy ya no está. Había otro más
allá, ya cerca de la Manuel Llaneza, que tampoco está. Ídem con un árbol más
pequeño, pero igualmente con muchos años en pie, que estaba en las proximidades
del estanque.
*Un árbol (o lo que de él queda) tras su tala en el Jovellanos. |
Recordé entonces unas palabras que me
dijo hace unos años una señora muy conocida en esta villa, en la que aún
reside, con una mente muy lúcida a sus más de noventa años. La señora en cuestión,
maestra incansable, vive en las proximidades del parque Juan XXIII y hace unos
años, hablando con ella, me comentaba que el Juan XXIII había perdido ya varios
árboles de gran altura, también sin que estuviera ninguno seco.
Tras salir de casa de mi amigo tuve
que cruzar el parque y fijarme obligatoriamente en qué había ocurrido en los
sitios donde antes había aquellos árboles de gran altura y que tanta elegancia
daban al parque. La respuesta está en la foto que acompaña a esta tribuna.
Hay una cosa que se llama
reforestación y que consiste en que, una vez que talas un árbol, pones otro en
su lugar o cerca de donde estaba él. Se usa mucho en los montes y en los
parques de las grandes ciudades. En Mieres está claro que no. Aquí dejamos
parte del tronco, con sus raíces, de adorno.
Comentarios
De todas maneras, ya que talan, que reforesten. Ya no hablo de poner otros pinos o tal, sino de poner un rosal ahí que de flores anda escaso el parque.
Además con tantas videoconsolas que hay ahora no me explico que hacen los niños todo el día molestando con el balón por la calle.