Hay
gente que tiene mucho morro a la par que ingenio combinado con grandes dosis de
vagancia. Ejemplo de ello es el del propietario de este coche, un Ford Fiesta
de hace ya un par de décadas, que apareció de la nada aparcado en Oñón con las
trazas que se ven en la foto: sin matrículas, sin un retrovisor, sin
parachoques y, lo más curioso, sin intermitentes laterales y frontales.
Fue
hace ya algunas semanas y, como toca en estos casos, los agentes de la Policía
Local no tardaron en pegarle un aviso de retirada y depósito al llevar unos
cuantos días sin moverse de Oñón (lo cual era difícil, porque, además, tenía
dos ruedas pinchadas).
Estuvo
varios días en Oñón y puede que aún siga, hasta que se produzca su retirada
definitiva al depósito de El Norte. Desde que apareció podrían contarse por
decenas el número de curiosos que se asomaron a fisgar qué tenía y qué no
tenía, e incluso hubo alguno que intentó verle el número de bastidor (lo que no
tengo claro es para qué).
*El Ford Fiesta, abandonado en Oñón. |
En
primer lugar, solo la retirada y traslado del vehículo al depósito devenga una
tasa de casi 64 euros. Y una vez en el depósito, el vehículo sigue generando
una tasa de casi 13 euros diarios. Pero ninguno de los que abandona un coche en
cualquier calle o aparcamiento del concejo acaba pagando, económicamente
hablando, por ello. Era algo que me temía y que me confirmaba hace unos meses
un agente.
Así
es. No se busca a quien abandona su vehículo en un espacio público para
reclamarle los gastos que ha acarreado el tener que subirlo a una grúa y
llevarlo al depósito. Y no se hace porque o bien los coches llegan sin
matrícula, o, teniéndola, se vuelve muy complicado seguir el hilo hasta dar con
los propietarios en el momento de abandonar el vehículo.
Y
puede parecer poco, pero si se multiplican esos 64 euros por los 22 vehículos
retirados el año pasado, tendríamos unos 1.400 euros de recaudación que no
vendrían nada mal. Hablo de la tasa de los 64 euros, porque me parece que es lo
mínimo que debería pagar alguien que deja en un espacio público un vehículo
abandonado y que es la misma que paga cualquier ciudadano si solicita al
Ayuntamiento que se lleve su vehículo al depósito municipal.
La
vida del vehículo abandonado termina en el depósito, donde puede llegar a pasar
unos muchos años, antes de que se mande a desguace, formando parte de una
colección de vehículos al más puro estilo de aquella que Quirós Estremera dejó
perderse en los jardines del Palacio del Conde del Real Agrado de San Martín de
Podes.
De
todas formas, creo que es bastante más preferible abandonar un coche que no te
sirve en plena vía pública que tirarlo por una mata, que es algo que se hacía
antes y que, poco a poco, va erradicándose. En algo vamos mejorando…
Comentarios
Lo de que marchen sin pagar, que ye'l tema la crónica, entiendo que deberíen buscar al propietariu por cualquier mediu. Claro, que habrá coches robaos, o vendíos sin cambiar titulares que entorpecerán un poco to'l rollu. Supongo que nun lo fadrán por eso.