El
pueblo de Insierto se despertó sobresaltado el 13 de agosto de 1996. Sus Santos
Mártires, San Cosme y San Damián, no se encontraban en el santuario. No fue una
intervención divina, sino más bien humana, la responsable de aquella
desaparición, que rápidamente saltó a los medios de comunicación. Hasta algún
canal de televisión nacional se interesó en ello.
La
misteriosa desaparición se había producido, necesariamente, en la madrugada de
aquel 13 de agosto, martes. Las investigaciones determinaron que el caco o los
cacos se habían colado en el templo tras subir al tejado de una de las naves,
desde el que saltaron a la nave central para, después, forzar una ventana del
campanario, bajar las escaleras y acceder al templo. No solo se llevaron las
tallas; también los cepillos.
*Teletipo publicado en ABC el 15 de agosto de 1996. |
El
revuelo que se armó fue tal que quizás por eso mismo los santos aparecieron un
día después, envueltos en unas bolsas de plástico, en la cantera de Valmurián,
una aldea situada por encima de Baiña y próxima al alto de El Padrún. Estaban
sin un rasguño. Algunos medios apuntaron que se encontraban preparadas para ser
vendidas, lo que no quedó demostrado.
¿Qué
motivó el robo? El párroco, Manuel Roces, apuntaba que seguramente habrían
entrado con el objeto de robar el dinero de los cepillos. Como no era una gran
cantidad, al tratarse de un templo en el que habitualmente no hay oficios
religiosos, el sacerdote creía que por esa razón habían decidido llevarse a los
santos, con miras a venderlos o pedir algo por ellos. La Guardia Civil llegó a
barajar otras hipótesis, como el robo por encargo de un coleccionista, al no
llevarse los ladrones otros objetos del templo y de la sacristía que podrían
haber tenido una mejor salida en el mercado y que tenían más valor que las
tallas. Precisamente, esa era otra cuestión interesante del caso: las imágenes
de los santos, aunque datan del siglo XVII, son tallas de escaso valor
artístico, hechas en el taller de un tallista popular, lo que se refleja en su
forma y rasgos. Solo tienen un gran valor sentimental y simbólico, como quedó
demostrado en su vitoreada vuelta a Insierto. Ser únicas hacía que fuese un
gran riesgo ponerse a venderlas.
¿Quién
o quiénes estuvieron detrás del robo? Aún hoy, más de dos décadas después, es
imposible responder a esta pregunta. No faltaron conjeturas e hipótesis, pero
nunca se supo quién o quiénes asaltaron el santuario, con qué intenciones y si
el revuelo mediático que causó estuvo detrás de la decisión de abandonar las
tallas en Valmurián. Si San Cosme y San
Damián hablaran…
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