Es habitual en los países del Este una zona de transición antes de cruzar de una frontera a otra, un espacio en el que aclimatan al visitante en temas como el posible cambio de lenguas, de moneda o los principales atractivos turísticos del país en el que se va a entrar.
No me digan que no sería lo suyo tener algo así, aunque a menor escala, en la frontera entre los distintos concejos cuando el espacio disponible posibilite hacer algo así, lógicamente. Casualidades de la vida, la frontera entre Mieres y Aller tiene un espacio perfecto para hacer algo así, vender ambos concejos a quienes entren de uno y pasen al otro.
Para quienes ahora mismo no estén muy puestos en el mapa del concejo, el límite entre municipios da comienzo en Valdefarrucos. Un poco antes del intercambio de carteles se localiza una inmensa explanada. Parte de ella sirve para que los autobuses de la línea 3 den la vuelta. La otra, está inutilizada. Toda ella está que da pena, con baches, una marquesina que se cae a pedazos y bastante suciedad.
No me digan que no sería una idea estupenda que ambos concejos sacasen algo de rentabilidad a este espacio, con unos paneles informativos, unas vallas publicitarias, no sé, algo que contribuya a captar turistas. ¿Saben cuántos peregrinos entran a Mieres siguiendo el camino de Santiago en su vertiente allerana, que atraviesa San Isidro, baja por Aller y entra en Mieres con esa explanada como lo primero que se ve del concejo? Solo por eso merece la pena intentarlo.
Desconozco cuestiones de titularidad y problemas competenciales de esos que aparecen muy a menudo cuando se quiere hacer una obra, pero creo, sinceramente, que hay que aprovechar ese espacio, como escaparate para visitantes o, aunque sea, para dar un mejor servicio a quienes cogen el autobús o se bajan de él en Valdefarrucos. Es inconcebible que haya que esperarlo en una marquesina cuyo tejado de uralita está lleno de agujeros, que no tiene ni un banco, y en donde ni tan siquiera constan los horarios de la línea 3. Aunque solo sea por ellos, también merece la pena intentarlo.
Álvarez
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