Hace dos semanas me subí a un autobús de la línea 10 de Emtusa, la Empresa Municipal de Transportes de Gijón. Estaba yo en la calle Ezcurdia, ya casi en la zona de El Bibio, tenía que ir hasta la estación de tren y me daba pereza caminar. Subí al autobús y me senté junto a una señora de unos sesenta y pico años. Era martes, el miércoles se actualizaba la web y, en el móvil, me puse a ver una vista previa a la que tenemos acceso los colaboradores para comprobar cómo sale todo publicado, antes de que se publique la correspondiente edición. La señora me estaba mirando el móvil y no me di cuenta. “Oye, por las fotos ¿eres de Mieres o vas a Mieres?”, me preguntó poco después. Le respondí que sí, que ambas. “¡Anda, yo también soy de Mieres! Pero llevo ya treinta y tantos años en Gijón”. Lo que vino después fue el germen de este artículo.
“Pues sí, vinimos pa Gijón en el 90… No, miento, en el 91, que tenía Javi diez años”. Preví que me iba a contar algo que no me interesaba, pero aun así la seguí escuchando. “Tuvimos suerte, porque los dos chavales estudiaron aquí, uno ya el instituto y el otro un poco del colegio y el instituto y los dos la universidad, aquí mismo y oye trabajaron pronto y sin marchar a ningún sitio. Vamos, el pequeño compró aquí en Ezcurdia, en un edificio negro que hicieron va poco y está encantado”.
Confirmé que lo que me estaba contando no me importaba un rábano, pero aun así la seguí escuchando.
“Tuvimos suerte, porque Mieres estaba muerto y creo que ahora está peor. Voy solo por Todos los Santos y a algún funeral, pero es que está muertísimo”.
Iba en un autobús con bastante gente. No quería ser maleducada y no verbalicé nada. Por mi mente se pasó un “ni tanto ni tan calvo, señora”, que reproduzco aquí, en confianza. Confirmé lo que veía venir, aquella era una mierense exiliada feliz, esto es, una mujer que es de Mieres porque lo dirá su DNI, pero que está orgullosa y contenta de haberse largado a vivir a otra ciudad. La cosa siguió.
“Tuvimos suerte porque igual no hubieran estudiado si hubiéramos quedado en Mieres. ¿Tú sabes la de maleantes que había? Quita, quita”. Aluciné. Solo quería bajarme de aquel autobús, pero me faltaba un rato para llegar a destino.
“Es que aquí hay muchas oportunidades, mayor calidad de vida, es otro aire, es otro mundo”. No voy a decir lo que pensé según la escuché decir esto. Señora, si lee este artículo, sepa que se fue a vivir a Gijón, a una hora en tren y treinta y pocos minutos de autovía. No se fue ni a Suiza ni a Alemania ni a Bélgica. Se fue a Gijón.
Llegué a mi parada y me bajé. No hubiera soportado un minuto más a aquella mujer.
Lo triste es que la señora personificó, para mí, una corriente que hasta entonces solo había visto en las redes sociales, la figura del mierense exiliado que se enorgullece de haberse largado de aquí. No sé qué buscan con esa actitud, si presumir o humillar. Si es lo primero, enhorabuena. Si es lo segundo, por partes…
En primer lugar, Mieres aún tiene oportunidades o eso quiero creer. No estamos como hace treinta años, pero aún hay vida. Y mientras haya vida, hay esperanza. En segundo lugar, aquí han estudiado todos los que han querido. Tenemos centros educativos de primera, desde los 0 años hasta los que quieran: escuela de 0 a 3, colegios, institutos, universidad, formación profesional, centro de educación de personas adultas… Y el que quiere estudiar estudia aquí, en Gijón o en donde sea.
En tercer lugar, no debemos preocuparnos demasiado por la pérdida de población siempre que los que perdamos sean como esta señora. Mejor Mieres sin esta gente que reniega de su propia tierra que con ella.
Álvarez
Comentarios
Mieres no admite una crítica, Mieres no es una villa para prejubilados de oro de la que han tenido que escapar sus hijos empujados por la falta de oportunidades y el dinero invertido en pagar jubilados a partir de 40 años a cambio de condenar a sus hijos a la emigración.
Supongo que no importamos todos los que nos hemos ido a vivir fuera de mieres empujados por la total falta de oportuinidades, los precios a la par con sitios mucho más dinámicos a pesar de que hay cientos de pisos vacíos, que sus propietarios no tienen pensado alquilar porque desde su sofá, desde el bar o desde la huerta, consultan la app de su banco que les informa que les han ingresado su pensión que es más o menos que el sueldo que cobra su hijo, que tras formarse durante años ha tenido que escapar de Mieres.
No se critica a Mieres no sea que alguien vea el elefante en la cacharrería, el elefante que consiste en un municipio en el que se ha regado de millones a una generación a cambio de condenar a cualquier otra que venga después a malvivir o emigrar.
Ciudad dormitorio? con esos precios? habría que preguntarse cuanta gente de Oviedo que trabaje en Oviedo o similar, a sólo 15 min en coche de Mieres, ha decidido venirse a Mieres por el atractivo de sus precios....alguien conoce algún ejemplo?
Me se las respuestas, nadie conoce a ninguna persona que esté en el primer caso y todos habéis pensado en alguien que haya marchado de Mieres para irse a no más de 30 km.
No se si esto da que pensar o hay que seguir con la venda puesta y alegrándose de que los que han tenido que marchar de Mieres empujados por la necesidad, no puedan a veces, dejar de ver o comentar las cosas que le han obligado a irse de esta maravillosa villa.
Por contra, alguien conoce algún ejemplo de alguien que se haya ido de Mieres porque trabajando en Oviedo no merece la pena desplazarse todos los días en Mieres pudiendo alquilar o comprar en Oviedo o alrededores?
Las oportunidades se las genera o busca uno mismo. El que es listo las puede encontrar en Mieres o Calcuta...el vago espera que se las den o se las generen.