En La Pasera se encuentra hoy en día
ubicado el monumento a Teodoro Cuesta, emplazado, además, justo delante de la
casa natal del escritor.
Como se puede ver, la obra de Arturo
Sordo se encuentra algo sucia, en comparación a cómo lucía hace más de sesenta
años, en su primer emplazamiento: frente al Ayuntamiento.
Allí estuvo desde 1932, cuando fue entregada por Sordo al Ayuntamiento y hasta 1956, cuando se trasladó al parque Jovellanos.
En el Jovellanos estuvo durante
veintidós años, hasta 1978. En abril de ese año se trasladó nuevamente, esta
vez a La Pasera.
La idea de dedicar una escultura al
poeta había surgido tanto del Ayuntamiento como de varios colectivos vecinales,
con el fin de conmemorar con ella el centenario del nacimiento del poeta. Sin
embargo, lo que tenía que ser para 1929, se demoró hasta 1932. La obra, con
basamento de piedra y esculturas en bronce, representa a Teodoro Cuesta,
sentado, bien vestido, un libro en su mano izquierda, caracterizándolo así como
el intelectual que fue. Sobre él, una figura por muchos interpretadas como
Calíope, la musa grecolatina de la poesía, vendría a reconocerle sus méritos
coronándolo con una guirnalda de flores. Dos asturianos, a los lados, completan
la obra.
Originariamente, la escultura era más
alta, ya que del basamento se retiraron diversos elementos ornamentales,
coincidiendo con los dos cambios de ubicación por los que ha tenido que pasar.
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