28 de junio de 1958. Son las siete de
la tarde. Felipe Martínez y Alfredo Valle charlan delante de la casa del
primero en Vegaotos. Por allí pasa Graciano, un hombre de sesenta y dos años,
famoso en el pueblo por su carácter pendenciero. Graciano había discutido con
Felipe un año antes y le había dejado de hablar. Además, parece ser que
Graciano acusaba a Felipe de haberlo amenazado, algo que Felipe negaba.
Aprovechando que pasaba por allí, decidió reprochárselo. Volvieron a discutir,
Graciano sacó una navaja y asestó una puñalada en el pecho a Felipe. Malherido,
este se agachó para coger una piedra con la que defenderse. Graciano le dio
otra puñalada en el hombro. Aun así, Felipe logró tirarle la piedra y huir.
Repitió la acción una segunda vez. Se inició entonces una breve persecución que
terminó con Felipe en el suelo, inconsciente.
Noticia sobre los hechos en La Voz de Asturias |
Aunque fue trasladado con vida al
cercano hospital de Murias, falleció al poco de llegar: la primera de las
puñaladas le había provocado una hemorragia interna al seccionarle el
ventrículo izquierdo. Felipe dejaba viuda y una hija de corta edad.
Graciano fue inmediatamente detenido.
Su juicio se celebró en Oviedo en enero de 1959. Aunque su defensa argumentó
que Graciano había obrado en legítima defensa, para defenderse de las pedradas
de Felipe, el juez falló en contra del procesado, al que condenó a trece años
de prisión y a una indemnización para la viuda y la hija de Felipe de cien mil
pesetas de la época, según algunos medios, de ciento veinte mil, según otros.
“A ti te voy a matar yo, tú no vales para nada”, señaló Graciano que le dijo
Felipe antes de arrojarle la primera piedra, que él situó en su declaración
como anterior a la primera y certera puñalada.
El juez consideró que el relato de los hechos, a partir de la luz que
arrojaron testigos como Alfredo y otros vecinos, difería en gran medida de lo
que Graciano aseguraba, declarando probados los hechos que les relatábamos al
comienzo de esta crónica.
La condena se ajustó bastante a lo
solicitado por la fiscalía, que pedía para el acusado catorce años y ocho meses
de cárcel y el pago de cien mil pesetas a la mujer e hija del fallecido.
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