Hace unos días, paseando cerca de la Pasera, concretamente por la carretera que pasa por delante de la casa natal de Teodoro Cuesta, ése gran poeta mierense, pude ver un desagradable contenedor rebosante de bolsas de basura (casi todo materia orgánica) que olía, cómo decirlo, desagradablemente mal, era repugnante el olor de aquel recipiente verde con ruedas que allí se encontraba. Me quedé mirándolo unos segundos, y reflexionando sobre lo que hacía allí aquel objeto ya que hay contenedores de reciclaje al lado. Finalmente llegué a la conclusión de que al Ayuntamiento se le había olvidado retirar alguno de los antiguos contenedores de basura cuando instaló el sistema por cubos... La verdad es que es una imagen curiosa ya que si fuese en un pueblo es más o menos entendible, pero ¡al pie de la iglesia San Juan, en pleno Mieres! Ese contendor debe sentirse afortunado ya que es el único de su promoción que ha sobrevivido al sistema de recogida por cubos, aunque su estado de salud no es precisamente bueno, ya que es seguro que el Ayuntamiento se lo llevará al cementerio de contenedores verdes, ¡una lástima, pues de esos no quedan!
Plauto
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