Me sitúo esta semana en Santullano, en el que temible cruce de Santullano entre el puente, la carretera a Figaredo y la que sube, un punto muy peligroso antiguamente y que, desde hace unos años, presenta unos semáforos que, de seguro, han salvado ya más de una vida. ¿Pero por qué se pusieron hace tan solo unos años? ¿Por qué, en un punto tan peligroso no se había contemplado antes el poner semáforos?
Si mal no recuerdo estos maravillosos aparatos para regular el tráfico, tanto de peatones como de conductores, se pusieron después de un trágico suceso ocurrido hace unos años: la muerte de un peatón atropellado por un autobús de Emutsa.
Aquello fue el detonante, pero, por lo que sé, no fue el único que perdió la vida en ese tramo. Numerosos choques y atropellos en un tramo con numerosas desviaciones, una acera estrecha, un continuo flujo de autobuses y camiones no sirvieron para que se regulase el tráfico. No, a pesar de que los vecinos lo pidieron muchísimas veces antes del primer suceso que les narré.
En fin, es cosa de los seres humanos, de nuestra especie el no ver el peligro y el tardar en evitarlo. Lo mejor es que, de lo malo, han logrado verlo y parece que evitarlo.
-PLAUTO-
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