Tras
recorrer, en anteriores entregas, el sanatorio y la farmacia de Bustiello y el Palacio de Camposagrado, recorremos esta semana cada palmo
del santuario más conocido del concejo de Mieres: el santuario de San Cosme y
San Damián, en Insierto.
Al
igual que en las anteriores entregas, este es un reportaje cargado de
fotografías. Como el espacio en Blogger es limitado, hemos optado por una
presentación a través de Picassa, que hace que se muestren las imágenes como si
de un Power Point se tratara, con pequeñas explicaciones de lo que se ve en
cada una de ellas. Las presentaciones se inician haciendo clic en ellas y se
recomienda, para su visionado, usar Mozilla Firefox o Google Chrome (desde
Internet Explorer da algunos problemas).
San
Cosme y San Damián nacieron en Egea (hoy, Grecia) en la segunda mitad del siglo
III d.C. Médicos de profesión, ejercían sus labores de forma gratuita y con
gran habilidad. De
familia cristiana y bien posicionada, fueron víctimas de la
persecución a los cristianos ordenada por el emperador Diocleciano. Murieron
tras sufrir diversas torturas (latigazos, apedreamiento, se les lanzó al mar…)
en el año 303 d.C. Tenían en torno a treinta años cuando ello ocurrió. Desde
entonces, son venerados en distintos lugares del mundo.
*Los santos (en medio San Esteban) en su altar. |
En
la segunda mitad siglo XVIII debe situarse la construcción del actual templo de
San Cosme y San Damián, cuya autoría se atribuye al arquitecto Pedro Moñiz
Somonte.
Sin
embargo, el culto en la zona a estos santos se remonta a varios siglos atrás.
De hecho, restos hallados en el santuario permiten hablar de presencia
cristiana y culto ya desde los siglos VI y VII.
Tras
varios robos, incendios y obras, así se ve, hoy por hoy, por dentro y por
fuera, el santuario de San Cosme y San Damián:
Después de recorrer todos los espacios del templo, debemos destacar varias cuestiones:
Después de recorrer todos los espacios del templo, debemos destacar varias cuestiones:
-La iluminación. La falta de luz natural en el templo
se suple con una gran lámpara y diversos focos de gran potencia que permiten
contemplar hasta el más mínimo detalle.
-Los símbolos del
martirio. Hoy en día
sigue siendo posible contemplar varias pinturas, en la bóveda de la nave,
hechas durante la construcción del templo. Una corona de flores, unas lanzas y
unos látigos aún se pueden ver, pintados, en el techo del templo.
-Una torre, tres escaleras. La característica torre del santuario
cuenta con dos escaleras, muy distintas. Una preciosa escalera de caracol,
hecha en su totalidad de piedras enterizas, comunica la nave con el palco. Del
palco al campanario se sube, en cambio, por una deteriorada escalera de madera.
Ya en el campanario, una escalera de mano, de madera y apoyada sobre el
larguero de las campanas, permite acceder al tejado. El peligroso hueco sobre
el que se suspende esta última escalera ha hecho que haya quedado sin uso,
utilizándose andamios cada vez que es necesario subir al tejado.
*Las campanas del santuario. |
-Un ‘armonium’ olvidado. El palco del santuario esconde un
‘armonium’ (un instrumento similar al órgano, aunque mucho más pequeño). Sin
uso desde hace años, cuando se compartía con la iglesia de Cuna, permanece
guardado, con el fuelle roto y bastante polvo, en el santuario.
-Tres altares. El principal, dedicado a San Cosme y
San Damián y con la talla de San Esteban, del que hablaremos luego. En el
transepto derecho se encuentra un altar, consagrado a la Virgen de la
Inmaculada y que cuenta con diversas imágenes de otros santos, donados por una
vecina de Insierto antes de morir. Entre ellos, encontramos a Santa Gema, a San
Antonio, a la Virgen del Carmen… El transepto izquierdo alberga un altar
dedicado a la Dolorosa.
*Vista del templo desde el palco. |
-Una iglesia sin bancos.
Desde hace quince
años, el templo carece de bancos. Tres docenas de sillas de plástico hacen las
funciones.
-De limosnas y
‘merchandising’. Así
se sostiene, económicamente hablando, el templo.
-Cubierta renovada. Todo el tejado del santuario se renovó
hace ocho años. En algunas partes, se utilizó teja nueva, mientras que en otras
se aprovechó la que ya tenía.
Aprovechamos
la visita para entrar en un edificio que se encuentra a dos pasos del templo…
La Casa de las Novenas. Edificada a la vez, o poco antes que el santuario, es
una casa rural asturiana, con portal ante la fachada, paredes de piedra, y
amplios tejados que cobijaban un gran llar tradicional, una amplia sala como
dormitorio de peregrinos y otras estancias menores. De titularidad eclesial,
fue ocupada durante gran parte del siglo XX por tres hermanas (María, Teresa y
Eulalia) que siguieron con la labor que habían desarrollando sus antepasados:
cuidar el santuario.
Tras
la muerte de Eulalia, ‘Lala’, en 1995, la casa permanece cerrada.
Nos quedamos con varios detalles…
Nos quedamos con varios detalles…
-El molín, a la puerta. Un molino de desgranar se encuentra,
bien conservado, a la puerta de la casa. Sus ruedas aún giran, aunque hoy en
día solo sea un mero objeto decorativo.
*Alacena y mesa en el comedor de la casa. |
-El llar. Aún se puede ver el espacio que
ocupaba el llar, con una pequeñísima claraboya para dejar pasar la luz en una
casa falta de ventanas.
-Utensilios de labranza. ‘Lala’ y sus hermanas, además de
guardesas del santuario, tenían prados y ganado. Sobre la cocina, en un
altillo, pueden verse ‘fesorias’, ‘gadaños’ y demás útiles del campo.
Agradecemos
a D. Manuel Roces Orviz, párroco de Cuna y Gallegos, el que nos acompañase
durante nuestra visita y nos explicara gran parte de las cosas que aquí se han
señalado. Aprovechamos también para felicitarle por sus cincuenta años al
frente de las parroquias del valle de Cuna.
Damos
también las gracias a Sabina Menéndez, por habernos ayudado a la hora de
concertar el reportaje.
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Comentarios
Muy bona tamién la parte de la casa de les Novenes.
De los que lleváis d'esti estilu, esti ye'l meyor.