Ana
María Castaño Urdambidelus nació en Santullano en el año 1944. De niña se
trasladó con su familia a vivir a la entonces calle Ave María (hoy Leopoldo
Alas), en la que su padre Luis tenía un taller.
Ana
María estudió en el colegio Santo Domingo de Guzmán, donde ya se comenzó a
despertar su vocación religiosa. Buena en francés, decidió en su juventud hacer
un viaje a Francia para perfeccionar el idioma.
*Ana Mª (en el centro) con dos religiosas. |
Tras
ordenarse religiosa dominica, y con tan solo 27 años, la comunidad de las
dominicas de Albacete, con la que trabajaba como profesora en su colegio, le
ofreció ir a Costa de Marfil para, junto a otras religiosas, crear una
comunidad empezando de cero. Pese al temor inicial, Ana María decidió ir. “Es la gran aventura de mi vida”, llegó
a comentar al respecto.
Más
de cuarenta años después, la hermana Castaño puede presumir de haber sida una
de las fundadoras de esa comunidad ya consolidada en el país africano. En la
actualidad dirige el colegio Santa Rita, dedicado a niños huérfanos y en
situación de pobreza, donde no solo se les instruye sino que también se les
proporciona una asistencia sanitaria adecuada.
Pasó
miedo durante las distintas contiendas bélicas que en estos más de cuarenta
años sacudieron Costa de Marfil. Sin embargo, y pese a que han sido varias las
ocasiones en las que las autoridades diplomáticas le han insistido en que
abandone el país, ella no lo hizo jamás.
Fue
galardonada con el premio Mierense por el
Mundo a la Solidaridad en 2011. Vino a Mieres a recogerlo, y recorrió
emocionada las calles del concejo después de quince años sin pisar su tierra
natal.
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