Valeriano
Miranda Merediz nació en el año 1859 en Pola de Siero. Tras una juventud
interrumpida por sus deberes militares, primero como soldado del Regimiento de
Infantería de Luzón y luego como cabo en el mismo reconocimiento, decidió
retomar sus estudios. Con gran vocación religiosa, en 1885 se ordenó como
sacerdote.
Su
primer destino fue Mieres, como coadjutor de la parroquia de San Juan, dirigida
entonces por el párroco José Álvarez Miranda, que años más tarde dejaría la
parroquia para convertirse en obispo de León.
*Retrato de don Valeriano. |
Dio
a conocer diversos elementos de la tradición eclesiástica del concejo y de las
Cuencas Mineras, organizando desde Mieres salidas a las romerías de pueblos,
peregrinaciones a los Mártires, expediciones a Santa Cristina o a las capillas
del Monsacro.
Cumplidos
los 41 años de servicio en Mieres, el Pleno del Ayuntamiento acordó nombrarlo
Hijo Adoptivo del concejo, en 1926. Falleció en su casa de Requejo un año
después: el 22 de septiembre de 1927, a los 68 años. Acababa de echar a andar
los planes para la construcción de una nueva iglesia de San Juan, su gran
sueño, y cuyas obras se iniciarían unos meses después. Fue enterrado en un
compartimento en el cementerio, dedicado exclusivamente al entierro de
sacerdotes, y otorgado por el Consistorio a su familia con carácter perpetuo,
en agradecimiento a su labor realizada en el concejo.
Poco
después se le dedicó una calle, la actual Valeriano Miranda, que ha sido de las
pocas que ha mantenido su nombre pese a los cambios en la denominación de las
calles llevados a cabo durante el Franquismo.
El
28 de febrero de 1997 sus restos fueron trasladados, por cuestiones relativas a
la organización del cementerio y sus calles interiores y con el visto bueno de
la parroquia de San Juan, al panteón de la familia Muñiz Prada.
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