Presten atención al siguiente vídeo.
Se encuentra grabado con un teléfono móvil y a cierta distancia. Aunque su
calidad no sea la mejor, se aprecia cómo un grupo de cuatro jóvenes se las
ingenia para salir de la estación de Renfe sin pasar por las barreras. Cabe
pensar que han viajado sin pagar los correspondientes billetes:
Este vídeo es solamente una muestra de
algo que cualquiera puede observar con la llegada de los últimos trenes de la
tarde procedentes de Gijón, especialmente si hace buen tiempo y aunque la
mayoría son jóvenes, también hay personas entradas en años que evitan pasar los
tornos de la misma manera. Permítanme explicarles el peligroso modus operandi
de todos ellos a partir de las siguientes dos fotografías:
El
tren para del lado del andén que se
observa en la primera imagen. Recorrer ese andén en la dirección opuesta
es el primer
paso. El segundo consiste en bajarse del andén, que tiene su altura, y
cruzar
las vías. Solo así se consigue pasar al otro lado, por donde subiendo un
pequeño muro se puede salir justo encima del pasadizo peatonal con el
que
cuenta la carretera MI-2, que da servicio a localidades como Siana. Ese
pasadizo permite a los que han salido de la estación de esta forma
volver para atrás, a la zona del Puente La Perra y el Puente Siana a
donde paradójicamente podrían haber llegado en menos tiempo y sin
arriesgar su integridad física de haber pasado por las barreras de la
estación.
Esas barreras, colocadas hace casi una
década, obligan a viajar con billete o a sacarlo, si no se ha podido sacar en
origen, para poder abandonar la estación. Recuerdo que cuando se instalaron,
Renfe intentó blindar la estación, para que nadie se escaquease sin pasar por
ellas. Se reforzaron las vallas que ya había con el objeto de disuadir a todo
aquel al que se le ocurriese saltarlas y se colocaron también nuevos tramos de
vallado en ambos sentidos de la circulación que pretendían exactamente lo
mismo. Sin embargo, se les quedó sin vallar ese pequeño muro, de poco más de
medio metro de altura. La salida perfecta para quienes pretenden seguir
viajando de balde, aunque ello implique tener que bajarse del andén y cruzar
las vías, algo que siempre es peligroso, máxime cuando no hay un paso
habilitado, como es el caso.
Puede que el billete de tren tenga un
precio que no lo haga especialmente barato. Pese a ello, vale más pagar los
dos, tres o cuatro euros que cueste a arriesgar la integridad haciendo esto que
acabo de contarles. No es solo que pueda venir un tren, es también que puedas
caerte y acabar con algo roto o con un esguince que al final haga que lo barato
salga caro.
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