El verde es el protagonista de esta
nuevo viaje al pasado a través de dos rincones del concejo en los que no
faltaba este color.
Uno de ellos era la calle Aller, en el
tramo colindante con el parque Jovellanos. Pese a que habían sido plantados en
la década de los 50, los álamos que bordeaban el parque tenían una altura y una
frondosidad majestuosas. Talados en los 90, el parque Jovellanos se encuentra
hoy en día bordeado por otras especies de árboles que pese a mantener el color
verde propio de un espacio como este, no tienen el atractivo de aquellos
gigantes álamos.
El verde de Oñón no era tanto debido a
árboles, sino a las huertas que se labraban en la vereda del río San Juan. Eso
sí, también había algún árbol, como ese sauce que se deja ver en la
instantánea. En la zona aún queda verde, el de la maleza que invadió lo que
antes eran huertas. Con todas las viviendas derribadas entre los 90 y la
primera década de los 2000, en Oñón solo se erige un abeto joven, que muy
probablemente no había sido plantado cuando se realizó la fotografía en los
años 80.
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