La
crisis sanitaria del coronavirus obligó a cancelar numerosas festividades,
entre ellas, la de los Mártires de Cuna. Este otroño, la romería por excelencia
del concejo no se celebrará, como ya sucediera, aunque por otras causas, en
1992.
El
otoño de 1992 arrancó con un temporal de lluvia cuya intensidad fue a más en
los días 26 y 27 de septiembre. El día grande de la fiesta llovió sin cesar y
todo el programa festivo previsto para aquel 27 de septiembre se suspendió,
salvo las misas en la ermita. A primera hora de la mañana, los pocos feriantes
que se habían instalado en el prau Socueto desmontaban sus atracciones y los
autobuses de Emutsa subían a Cuna con muchos menos viajeros de lo habitual para
un día tan señalado.
Siro Gutiérrez, presidente de la asociación de vecinos El Llandelu, de Insierto, recordaba en una entrevista para esta web cómo aquel día la lluvia hizo que llegase al pórtico de la ermita una gran cantidad de barro que los propios vecinos tuvieron que limpiar con palas, a lo largo de la mañana, para que la gente pudiese seguir entrando a misa.
La lluvia impidió también que fuese a más un curioso conflicto que había surgido en los días previos, los de novena, por la venta de casadielles, y es que los vecinos de Insierto reclamaban para sí los espacios de venta de dulces en el campo de la ermita, algo que no contentaba a vecinos de otros pueblos del valle, que veían en la fiesta una posibilidad de obtener ingresos a título personal o para asociaciones vecinales.
Siro Gutiérrez, presidente de la asociación de vecinos El Llandelu, de Insierto, recordaba en una entrevista para esta web cómo aquel día la lluvia hizo que llegase al pórtico de la ermita una gran cantidad de barro que los propios vecinos tuvieron que limpiar con palas, a lo largo de la mañana, para que la gente pudiese seguir entrando a misa.
La lluvia impidió también que fuese a más un curioso conflicto que había surgido en los días previos, los de novena, por la venta de casadielles, y es que los vecinos de Insierto reclamaban para sí los espacios de venta de dulces en el campo de la ermita, algo que no contentaba a vecinos de otros pueblos del valle, que veían en la fiesta una posibilidad de obtener ingresos a título personal o para asociaciones vecinales.
El 27 de septiembre de 2020 los romeros no subirán la "empinada cuesta" con "los corderos al hombro", como cantaba Víctor Manuel en La romería. Confiamos en que la evolución de la pandemia permita que lo vuelvan a hacer en 2021.
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