EN ACCIÓN: El abandono del Museo Etnográfico de Gallegos

El 3 de abril de 2009 se inauguraba en Gallegos el primer museo etnográfico del concejo. Desde unos años antes, los vecinos del pueblo venían recopilando utensilios propios de la vida de las primeras décadas del siglo XX y los exponían en las antiguas escuelas del pueblo. El Ayuntamiento, con el socialista Luis María García al frente, se propuso convertir aquella exposición en el algo más ambicioso, un museo que recrease el interior de una auténtica vivienda asturiana de la primera mitad del siglo XX. 

Con miras a desarrollar ese proyecto, en mayo de 2005, el Pleno aprobaba por unanimidad la compra de una muy deteriorada casa del siglo XVII, la casona de Fernando y Jacoba, situada en el centro del pueblo. Por aquel entonces se desembolsaron 160.029,60 euros en la adquisición de la casa y el proyecto de rehabilitación que para ella había diseñado un conocido arquitecto, el ovetense José Manuel Rodríguez Kuntz, y que se encargaron de ejecutar, entre junio de 2005 y junio de 2006, los veinticuatro alumnos del T.E. Gallegos, un taller de empleo de Fucomi. 
Durante los dos años posteriores, se diseñó cómo debían aprovecharse los espacios de la casa y se produjo la mudanza de todo lo acumulado en las escuelas y lo conseguido tras nuevas donaciones y compras hechas por los vecinos. A finales de 2008 el museo estaba prácticamente listo y se agendaba para abril la ansiada inauguración oficial. 
El resultado de aquellos tres años y medio de trabajo despertó los elogios de los vecinos, de las autoridades y de los primeros visitantes, aquellos que tuvieron la ocasión de conocerlo en el día de su inauguración. La casona de Fernando y Jacoba era entonces una casa totalmente rehabilitada y dividida en dos pisos. El de arriba contaba con una sala, la cocina, un dormitorio, un telar y un aseo, así como un corredor y el portal. El de abajo, por su parte, se dedicó a la exposición de un conjunto de trajes típicos asturianos y de piezas tradicionales de labranza. En él se encuentran también los aseos para los visitantes. 
"Estoy muy satisfecho por poder ofrecer, desde ahora, un atractivo más al visitante", declaró el día de su inauguración Luis María García, un enamorado de Gallegos, el pueblo de su padre, y en el que muchas biografías sitúan, erróneamente, su propio nacimiento. El proyecto se completó en 2010, con la compra, por 22.000 euros, de una parcela en la entrada del pueblo para construir un aparcamiento, un proyecto que la crisis obligó a retrasar hasta 2019. 

"Ya no queda nada de aquellas intenciones. De hecho no sé ni cómo sacaron adelante el aparcamiento, porque está visto que Gallegos ya no cuenta para el turismo en Mieres". En julio de este año recibimos un correo electrónico en el que una vecina del pueblo nos animaba, con las palabras que acabamos de reproducir, a ver el museo. "Está totalmente abandonado", nos decía. 

Le tomamos la palabra y hasta allí nos fuimos el 14 de septiembre. Debemos aclarar que no era la primera vez que recibíamos una denuncia de este tipo; ya en 2016 recibimos otra, en ese mismo sentido, por lo que quisimos comprobar, de primera mano, cuál es el estado actual del Museo Etnográfico de Gallegos. 

"Me hace gracia que vinieran a colocar este indicador en el aparcamiento y que se olvidasen de ir a ver el museo, que lleva años completamente abandonado. Puede que la última vez que se adecentó un poco fuera para el Pueblos que grabaron los de TPA en enero de 2015". Así nos recibía nuestro contacto, con quien nos encontramos en el aparcamiento de Gallegos. Con ella, natural y vecina del pueblo, caminamos hasta el museo. "El aparcamiento vino muy bien al pueblo, las cosas como son. Ahora, el museo ya os digo que está muerto, así de claro". 
Llegamos frente a la casa y nos llaman la atención varias cosas. La primera, que la maleza ha tomado la fachada e impide entrar, por ejemplo, a los aseos. Mientras realizamos las fotografías, se acerca un vecino: "Deben esperar a que lo limpiemos nosotros, qué cara tienen". No podemos evitar fijarnos, en segundo lugar, en la puerta del aseo situado en el corredor, abierta de par en par. "Lleva bastante abierta, debió ser el aire, pero nadie viene a cerrarla", nos explica el mismo vecino. 
Damos la vuelta hasta el portal de la casa, no sin antes observar varias tejas rotas y una pared lateral llena de suciedad y más maleza. La puerta que da acceso a la casa está repleta de telarañas y con la correspondencia asomando por debajo de ella. Nos tenemos que conformar con ver el portal, sin entrar, porque alguien ha aparcado un carro dentro de él. "Estamos viendo cómo, poco a poco, hasta los propios vecinos del pueblo nos olvidamos de que esto es un museo y hay quien lo usa para venir a charlar, para meter carros o para apoyar por las paredes y en la forna madera, tejas y lo que surja", nos comenta nuestra particular guía. 
Nos llama la atención, dentro del portal, un elemento que muestra ese abandono: dos madreñas, totalmente rotas, en una duerna de madera llena de hojas, telarañas y con algún que otro agujero. 

¿Hay futuro para el Museo Etnográfico de Gallegos? "Espero –nos confiesa otro vecino– aunque ahora importe más Turón y las minas". Para él, "fue un error que el museo pasase a manos externas; la promoción es mínima y si lo gestionásemos los del pueblo, todo estaría más cuidado y seguramente traeríamos gente, aunque fuese con publicidad en redes sociales e internet". 
El tiempo dirá si el Museo Etnográfico de Gallegos vuelve a ser eso, un museo, o si la suciedad, la maleza y el abandono continúan apropiándose de la antiquísima casona de Fernando y Jacoba.

Comentarios

quelo ha dicho que…
a nuestros gobernantes les preocupa más la hosteleria que los museos
JEROMIN ha dicho que…
Amigo quelo: Todo es importante ...museo, bares y hasta las sendas peatonales en las que nos invirtieron (políticos) un pastizal.