Es innegable que Mieres atravesaba, a mediados de los años 60, un gran momento, al menos en industria y población. Los sesenta fueron una época de propuestas, algunas de las cuales se tradujeron en inversiones que permitieron sacarlas adelante; otras, en cambio, cayeron en el olvido, pese al empeño de sus promotores, como le sucedió a la que rescatamos en esta entrega.
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Recorte de El Comercio |
"Aunque los deportes y otras actividades públicas están arraigadas con fuerza y prestigio, quizá la fiesta nacional sea –después del fútbol, naturalmente– la que más adictos tiene", explicaba el autor del artículo que pueden leer sobre estas líneas, para dar a conocer la propuesta de la Comisión de Festejos de Mieres, construir una plaza de toros en el casco urbano. El proyecto, surgido en una reunión celebrada el 24 de febrero de 1964, con la asistencia de "todos los hombres, voluntarios y esforzados vecinos" responsables de la organización de las fiestas, contemplaba construir una plaza de toros con el apoyo económico de los socios de la Comisión y del propio Ayuntamiento, amparándose en la "solera y buen historial en esto de los toros" que, aseguraban, había en Mieres.
Es necesario explicar que, durante años, coincidiendo con San Xuan, se organizaban distintas corridas, en su mayoría con vaquillas, en ruedos improvisados, con un notable éxito de público. Si gustaban aquellos espectáculos, ¿por qué no iba a gustar el toreo, a lo grande, como se hacía en otras ciudades? Bajo esta premisa, la Comisión de Festejos de Mieres planteaba levantar una plaza de toros para "ocho o diez mil espectadores" en los terrenos situados "al final del poblado de Santa Marina", un ruedo que hiciese de Mieres "la tercera plaza de Asturias" para los aficionados a la tauromaquia, pero que también podría usarse para otras "manifestaciones artísticas, tales como el boxeo, la lucha libre, el baloncesto o festivales de relieve y categoría internacional, como ya sucede en otras ciudades de España". La plaza proyectada no tendría nada que envidiar a las de Buenavista, en Oviedo, con 9.300 localidades, o El Bibio, en Gijón, con 12.000.
Pese a que la Comisión era optimista, ya que Mieres, Lena y Aller reunían "a casi ciento cincuenta mil habitantes", o lo que es lo mismo, ciento cincuenta mil posibles espectadores y financiadores del proyecto, construir una plaza de toros no entró en los planes de inversión del Ayuntamiento y era un desafío imposible de afrontar íntegramente con capitales privados. Así se desvaneció una idea que, como se ve en el artículo rescatado de la hemeroteca, también la prensa de la época vendió como una gran apuesta para el futuro del concejo.
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