El color del ladrillo es uno de los elementos característicos del popular barrio de Santa Marina, pues no en vano los bloques de viviendas que lo componen muestran en sus fachadas el color propio del material con el que fueron construidos.
El ladrillo hace que sea difícil, a simple vista, observar los cambios que produce el paso del tiempo en barrios como Santa Marina, pero haberlos, haylos, incluso en un lapso temporal de apenas un cuarto de siglo, como el que separa las imágenes de este reportaje.
En la calle Río Caudal los cambios se observan en lo mucho que han crecido los pinos que se plantaron a principios de los 90 en torno al muro que separa la calle de de las vías de FEVE, creando una especie de jardín, elevado a su vez sobre otro muro. Hoy en día ese jardín se halla a nivel del suelo, a causa de una reforma posterior que implicó también el cambio de los bancos de la calle. Se mantiene, no obstante, un elemento distintivo de esta calle y de buena parte del barrio, las farolas fijadas en lo alto de fachadas de las viviendas.
Menos cambios se observan en la calle Pablo Ruiz Picasso, la calle principal del barrio y la que más tráfico soporta. Precisamente, ligado al tráfico aparece el cambio más destacado entre ambas fotografías: una nueva ordenación de los aparcamientos.
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