En junio del 2011 se daba por concluida una actuación faraónica, no solo por el presupuesto que manejó, sino también por la de cambios que produjo sobre el terreno. Hablamos de las obras de saneamiento y restauración ambiental en la desembocadura del río Cuna.
En la primavera del 2010 comenzaban las obras de restauración ambiental y recuperación de enclaves naturales en el río Cuna a la altura de El Pedroso, muy cerca de su desembocadura. Con un plazo de ejecución de dieciocho meses, el Ministerio de Medio Ambiente había otorgado 1,8 millones de euros a un proyecto concebido para mejorar la calidad de las aguas del río y aliviar el cauce de la presión que ejercían sobre él algunas edificaciones y la carretera que vertebra el valle de Cuna.
Sobre el terreno, hubo expropiaciones para poder modificar el cauce del Cuna y alejarlo de la carretera, con una pequeña senda incluida. Se construyó también una nueva desembocadura, salvando a base de un impresionante túnel de hormigón las vías de Renfe, y se demolió el terraplén de las antiguas vías, con el fin de mejorar estéticamente El Pedroso.
Aunque el proyecto contemplaba la demolición del lavadero, construido en 1951, las protestas de los vecinos impidieron el derribo.
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