No se asusten por el título, porque es verdad. Samuño nos pertenece. Este valle, que algún día fue de Llangréu, es ahora de Mieres. Y lo mejor de todo ello es que también nos hemos quedado con el ecomuseo minero, con el tren que hace rutas dentro de él y con los turistas que recibe cada año.
Vale. Reconozco que he arrancado muy arriba, muy utópica, si quieren. Pero no me digan que no ha sido una bonita forma de captar su atención. Efectivamente, Samuño sigue siendo de Llangréu, con su ecomuseo y sus visitantes. Sin embargo, hubo alguien que no lo vio así, en concreto, una empresa que fabrica souvenirs que otorgó a Mieres el valle de Samuño y su famoso ecomuseo. Lo comprobé, y ya sé que todo esto es muy loco, en una tienda de souvenirs de Cangas de Onís, en la que me encontré con un montón de imanes de distintas localidades asturianas. Entre los de Mieres figuraba uno un tanto llamativo:
Cabe comentar que me volví a encontrar este imán, semanas más tarde, en un bazar del concejo y que, solo por la rareza, lo compré. Me puse un poco a investigar y di con la empresa que se dedica a hacer estos recuerdos, una firma barcelonesa que lo mismo te hace un imán con una foto de Requejo que otro con una de cualquier cantón suizo, porque, según figura en su página web, producen souvenirs para "el norte de España, Francia, Suiza y Alemania". Es comprensible el error, aunque no deja de ser sorprendente, si se busca la fotografía que sale en el imán, una imagen extraída de la web de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles en la que no hay la más mínima referencia a Mieres y en la que un mapa interactivo deja bien claro que Samuño está en otro concejo. Desconozco si el fallo estuvo provocado porque querían poner una locomotora minera de las que hay por el casco urbano de Mieres y se fueron a ese tren del ecomuseo, pero sea como fuere es innegable que el error tiene su gracia.
No sé ustedes, pero a mí me gustaría saber qué habrán pensado los langreanos que se hayan topado con este imán a lo largo del verano. Si una servidora lo vio en dos sitios tan distantes entre sí como Cangas de Onís y Mieres, muy probablemente se haya vendido en bazares de toda Asturias. Y sí, cabe hacerse una última pregunta… ¿Habrá contribuido a que algún turista despistado se dejase caer por Mieres buscando un tren minero que no existe?
Álvarez
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