El 5 de septiembre de 1988 comenzaba a funcionar el entonces conocido como Matadero Mancomunado del Caudal. Lo hacía como respuesta a las demandas de los ganaderos y las carnicerías de los concejos de Mieres, Aller y Lena, que hasta entonces utilizaban los servicios de otros macelos, como el de Noreña.
Recorte de El Comercio |
Construir un matadero como el que se quería para Mieres no fue tarea fácil. A la búsqueda de un lugar idóneo para construir un equipamiento de este tipo se sumó la necesidad de financiarlo. El primer asunto se concretó, tras barajarse varias opciones, sobre unos terrenos sin uso situados en la zona de Los Pares y Sueros. Allí comenzó a levantarse, en 1986, junto a las vías del tren, el macroproyecto diseñado por el gijonés Faustino Medio. El nuevo matadero contaría con unas instalaciones de 7.000 metros cuadrados y una capacidad para suministrar, anualmente, tres millones de kilos de carne, gracias a sus cuatro líneas de matanza y a la más moderna maquinaria.
La financiación se resolvió tras varias negociaciones entre el Principado y los Ayuntamientos, que compartieron el desembolso de los 222 millones de pesetas necesarios para construir el nuevo macelo. 111 los aportó el Principado, a través de su Consejería de Agricultura y Pesca, y los 111 restantes se dividieron, a partes iguales, entre Mieres, Aller y Lena.
El Matadero Mancomunado llamó la atención en su sector no solo por su tamaño, su capacidad productiva y su equipamiento, sino también por un hecho que no pasó desapercibido para la prensa: una mujer, la ingeniera agrónoma Asunción Barte Doncel, se convertía en su directora y, con ello, en la primera directora de un matadero en España.
En la actualidad, el otrora Matadero Mancomunado del Caudal se encuentra gestionado por la empresa Macelo de Asturias, fundada en Bélgica hace medio siglo. Las instalaciones, ampliadas en el 2008 con la fallida Escuela de la Carne, albergan hoy a más de cincuenta empleados.
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