Hace casi doce años conocimos a Javier Suárez Caballero, director del colegio público Las Vegas, de Figaredo. Él fue el primer director de un centro educativo que entrevistamos y, con motivo de nuestro aniversario, le propusimos volver a conversar, haciendo que tanto él como el colegio público Las Vegas apadrinasen, en cierto modo, nuestro decimotercer aniversario.
Javier Suárez Caballero lleva ligado a la educación desde hace tres décadas, la mitad de ese tiempo, los últimos quince años, como director del colegio público Las Vegas. Antes fue profesor en el desaparecido centro rural agrupado de Santullano, en Mieres, y en diversos centros de Galicia como la escuela-hogar de Viana do Bolo, en Ourense. En 2006 retornó a Asturias con plaza en Figaredo y en 2007 se convirtió en el director del colegio. Allí, nos explica, seguirá el próximo curso, aunque ya no como director.
"Nos acordaremos de invertir en educación como nos pasó con la inversión en sanidad, cuando sea tarde"
–En noviembre de 2010 le preguntábamos cómo le gustaría ver el colegio en unos años y nos respondía que le gustaría tener un centro "rico, vivo y dinámico", en el que las matrículas fueran en aumento. Casi doce años después, ¿objetivo cumplido?
En cuanto a rico, vivo y dinámico hemos intentado que lo sea en todo momento, sin estar de espaldas a resto de la Comunidad Educativa e intentando responder a las expectativas y realidades de Figaredo.
Respecto a la matrícula, llegamos a un máximo de 100 alumnos hace unos seis años, debido a un breve incremento de la natalidad. Desde entonces no ha dejado de bajar debido fundamentalmente e la crisis demográfica de nuestra Comunidad Autónoma.
–En relación con lo anterior, ¿cuántos alumnos y alumnas forman parte del colegio público Las Vegas en la actualidad? ¿Qué expectativas se manejan de cara al futuro?
La matrícula se ha mantenido los últimos tres o cuatro cursos en torno a los 55-60 alumnos, lo cual se puede considerar casi un milagro. La expectativa a corto plazo, en unos dos o tres años, es mantenerse. Más adelante dependerá de la tendencia social y económica en toda Asturias. No obstante nuestra labor seguirá siendo mantener la calidad de enseñanza y la promoción de valores que el pueblo merece.
–Hablábamos en aquel entonces de los recortes de personal a raíz de la crisis y del agrupamiento del alumnado por ciclos y no por cursos. ¿Quedan huellas de aquellos recortes? ¿Se consiguió finalmente, con el paso del tiempo, revertir la situación a como estaba antes de la crisis del 2008?
En educación en los últimos 30 años, que son los que llevo en el ejercicio docente, nunca ha habido auténtica inversión en educación y sí muchos brindis al sol. Si bien es cierto que en Asturias no estamos mal, estadísticamente hablando, en cuanto a números y resultados de pruebas de diagnóstico, la ratio sigue siendo el caballo de batalla. No se entiende que puedan y deban estar juntos en el mismo aula hasta 16 alumnos de 3, 4 y 5 años, por ejemplo, o aulas de 25 alumnos. Eso no es calidad de educación. Los recortes siguen presentes y casi nada ha cambiado. No se ha vuelto a antes de 2008, momento aquel en que tampoco la situación era maravillosa. Lamentablemente nos acordaremos de invertir en educación como nos pasó con la inversión en sanidad, cuando sea tarde. Las situaciones que perduran en el tiempo cuesta mucho esfuerzo, tiempo y dinero revertirlas. Y la mayor, pero también la mejor, inversión es en capital humano. Las situaciones complejas hemos visto que las enfrentan y solucionan personas.
–Desde nuestro anterior encuentro se han sucedido dos reformas educativas, la de la LOMCE en el 2013, y la de la LOMLOE en el 2020. ¿Qué balance hace de ambas?
Es vergonzoso. Desde que llevo en activo se han sucedido ya 10 leyes educativas, a una media de una ley cada poco más de tres años. Es insostenible. Urge un pacto político por una ley de consenso que perdure en el tiempo y es aún más urgente que seamos los docentes en activo en cada una de las etapas los artífices de la misma y no los gurús de turno o pedagogos que ya no eran innovadores hace 20 años ni personas que jamás han pisado una aula de infantil, primaria o secundaria. Y mucho menos políticos, sean del signo que sean.
–Se anuncian cambios para los currículos de Primaria e Infantil. Uno ya se ha anunciado y es la implantación de la enseñanza de inglés en Infantil. ¿Cómo valora esta novedad?
Para nosotros no supone una novedad, hace más de 15 años que impartimos inglés en todo el Ciclo de Infantil. Como docente especialista en inglés, tampoco lo considero un avance significativo. La enseñanza del idioma ha pasado por auténticos esperpentos bastante evitables, como el mal llamado, en mi opinión, bilingüismo, impartiendo en inglés otras áreas como Naturales (Science) y que en general no han supuesto un avance real. De nuevo se hizo todo de espaldas a los docentes o a costa de montones de horas de trabajo personal de los implicados. En algún momento pareció que la red pública debería competir entre sí o con la concertada ofreciendo programas y actividades de todo tipo hasta el sinsentido. No todo es función de la escuela, hay cancha para Ayuntamientos y asociaciones o empresas de todo tipo que pueden cubrir esas necesidades.
Alumnado del centro, en una de sus aulas |
Habría que aligerar contenidos y vigilar intensamente las redundancias. A mi modo de ver y sin querer ofender a nadie, debería sacarse la enseñanza de la religión de las escuelas, dar más importancia a la educación física o a la enseñanza musical (olvidando quizá esa idea de que salgan de primaria tocando la flauta). Hay contenidos que por mucho que uno pueda encontrar tecleando unas palabras en un buscador de internet, sirven para amueblarnos la cabeza y prepararla para futuros aprendizajes. Y tampoco debemos renegar sin pensar de la memorización. Sin ella, ¿cómo haríamos, por ejemplo, para recordar el vocabulario en inglés? Que los árboles no nos impidan ver el bosque…
Es imprescindible crear nuevas generaciones dotadas de pensamiento crítico que cuestionen la realidad que les rodea.
Tampoco estaría de más recuperar el apoyo a la labor docente, ya que muy a menudo los medios de comunicación publican artículos denostándola desde el desconocimiento más absoluto, demostrando una falta de rigor y ética profesional vergonzosa. Y la defensa de nuestra tarea por parte de los padres es fundamental, sustentada en el contacto directo con nosotros para solucionar cualquier duda o reticencia.
–En la reforma del de la ESO y Bachillerato se ha apostado por nuevas metodologías didácticas, un campo en el que Primaria e Infantil tienen un mayor recorrido. ¿Cómo se están aplicando en Las Vegas el aprendizaje cooperativo, la gamificación o el uso de las TIC al servicio del aprendizaje?
En realidad, como se puede. La brecha digital en la mayor parte de los casos parte de la brecha económica. En ocasiones el alumnado tiene su primer contacto con las TIC a nivel de usuario en el colegio. En nuestras aulas se cuenta hace años con pizarras digitales y las tablets hoy por hoy se usan casi a diario en el Centro. El aprendizaje a través de la gamificación se ha llevado a cabo desde que tengo memoria, aunque no le diéramos ese nombre, si bien es cierto que su uso es cada vez más extendido. En Figaredo, quizá no me atrevería a decir que a diario, pero si semanalmente, se hacen actividades o proyectos de este tipo, tanto de gamificación como de aprendizaje cooperativo en todos los niveles.
–Los cambios en el currículo de ESO y Bachillerato también refuerzan en su aprendizaje al alumnado con necesidades educativas especiales. ¿Cómo se maneja este aspecto a edades más tempranas, como son las del alumnado de Primaria e Infantil?
Es fundamental el diagnóstico temprano y esa es parte de nuestra labor. El profesorado de estas etapas está formado en pedagogía y psicología infantil y contamos con un equipo de área con psicólogos y psicopedagogos que pueden realizar informes fundados sobre cualquier patología o necesidad para encauzar la educación de ese alumnado. El problema: nuevamente los recortes (el dinero, al fin y al cabo). Esas personas (los orientadores) no están en el centro a diario y en muchas ocasiones tienen docenas de casos que llevar a la vez. En nuestro colegio el orientador está un día a la quincena.
–Más allá de los cambios en la enseñanza, el colegio también ha experimentado cambios físicos, por así llamarlos, en estos años. De hecho, se ha reconstruido el cierre del colegio y se ha mejorado de su fachada. ¿Satisfecho con estas actuaciones? ¿Qué otras cosas habría que hacer en el centro, un edificio con varias décadas de antigüedad?
Se está acometiendo una reforma integral de la fachada, ya que es un centro con casi sesenta años y bastante humedad, aunque contamos con una caldera y calefacción renovadas en los últimos años. En ese sentido estamos estupendamente. Solo nos falta la pintura interior del centro, que lleva 14 años sin acometerse. Pese a ello el Ayuntamiento de Mieres lleva el mantenimiento con gran dignidad, teniendo en cuenta los medios de los que dispone y tampoco hay queja en absoluto.
El colegio Las Vegas, con parte de su fachada en obras |
–En el 2010 conocimos a Javier Suárez en su tercer curso como director del colegio. Ahora nos reencontramos con él, en su decimoquinto y, según hemos podido saber, último curso. ¿Qué balance hace de estos quince años al frente del colegio?
He estado encantado, con un Claustro inmejorable que me ha apoyado incondicionalmente y para el que sólo tengo buenas palabras. Para todos, que han sido muchos a lo largo de estos 15 años, mi más sincero agradecimiento por facilitar mi labor. Con el AMPA del centro y sus sucesivas directivas y la Comunidad Educativa en general el trato ha sido sensacional. Si ha habido algún mal momento (el confinamiento, la pandemia…) ya no lo recuerdo. No conviene mirar al pasado, nos distrae del presente.
En otro orden de cosas, la labor de la dirección en este tipo de centros es bastante desconocida y muy absorbente, ya que además de la dirección están las clases. En el mejor de los casos, si el centro tiene más de seis unidades, el equipo directivo se compone únicamente de dos personas y en nuestro caso, en el que hay cuatro unidades, de una sola que asume las funciones de tres… aunque tampoco hay ordenanza ni administrativo, de ahí la importancia del apoyo de profesores y padres.
–¿Cómo ha sido dirigir, durante estos dos años de pandemia, un colegio como este, con alumnado de entre tres y doce años?
Realmente el mérito ha sido siempre sobre todo del alumnado. Son increíbles, duros y disciplinados. Hasta los más pequeños han hecho esfuerzos por llevar la mascarilla pese a no ser obligatoria en Infantil. El profesorado, por su parte, ha dejado, no sé si sangre, pero sí sudor y lágrimas en el empeño de que toda esta circunstancia no afectara al alumnado, poniendo medios personales y echando muchas horas de su vida privada para que todo cambiara a fin de permanecer igual que antes. Ha sido duro no poder vernos las caras y la tensión de los confinamientos de las primeras olas, pero nuevamente la cohesión del Claustro y el apoyo de todo Figaredo han sido esenciales.
–¿Qué le espera, profesionalmente, una vez acabada su etapa como director del colegio?
En principio, al menos en el futuro más próximo, me quedaré en el centro como especialista en Inglés a jornada completa, ayudando en lo que pueda a la persona que me va a sustituir, que dicho sea de paso, es una profesional de sobrada solvencia que lleva también muchos años en el colegio.
–Nos gustaría terminar esta entrevista con dos cuestiones. La primera, ¿qué les diría a todos los padres y madres que hayan leído esta entrevista para implicarlos activamente en la educación de sus hijos?
Para los padres solamente un par de cosas.
Que dediquen unos minutos al día a comprobar lo que hacen sus hijos en el colegio, como les ha ido el día, si todo va bien a todos los niveles, la agenda, si tienen que estudiar… supervisando, no hace falta más.
Y que en caso de duda, apliquen el sentido común, como habrían hecho sus padres y los padres de sus padres, que igual no sabían de pedagogía, pero sí de ese sentido por desgracia tan poco común en nuestros días.
–Y la segunda, que conecta con el principio de esta entrevista, ¿cómo le gustaría ver el colegio público Las Vegas, su colegio, en una década?
Abierto, si se me permite el chiste. Con la misma matrícula o más (de hecho en la última entrevista, hace 12 años rondábamos los mismo números). Y que el colegio siga integrado en la localidad y en el futuro. Ojalá.
📷 CINAT Asturias y propias
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