Este artículo saldrá publicado el 25 de enero, a cinco días de que finalice una exposición que les recomiendo encarecidamente que visiten si no lo han hecho ya. Una exposición que demuestra un par de cosas que muchas veces se nos olvidan y que a mí me ha fascinado. Hablo de la muestra de Rosana Casasola, que puede verse en la sala de exposiciones de la Casa de Cultura en horario de 12 a 14 y de 17 a 21 h.
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| Rosana, en su exposición (fotografía de su madre, María José Díaz) |
Supongo que muchos de ustedes sabrán quién es Rosana o que conocerán a sus padres, María José y Calixto. Por si hay alguien que no lo sepa, Rosana es una de esas personas que tienen mucho que enseñarnos al resto. Esta joven veinteañera nació con una enfermedad rara y degenerativa, el síndrome de Hurler, que ha ido mermando sus facultades físicas y motoras, que sigue por ello varios tratamientos médicos y que, pese a todo, nunca ha perdido la sonrisa.
Su exposición recoge algunos de sus trabajos sobre el lienzo y sobre el papel, pues pinta y escribe. De hecho, en la muestra adelanta algo de su segundo libro. Se tiende a ver el arte o la literatura como dos elementos más del mundo en el que vivimos, sin reparar en que un pincel o una hoja pueden ser una de las mejores terapias que podemos tomar. Rosana pinta y escribe desde su experiencia, desde sus veinte años en este mundo, y lo hace con una sensibilidad extraordinaria. No es solo que pinte bien, que pinta muy bien, sino que todos y cada uno de sus cuadros transmiten esa sensibilidad, algo que muchos artistas consolidados no siempre consiguen. Lo mismo sucede con aquello que escribe.
En la sala de exposiciones de la Casa de Cultura, esta joven nos enseña que el arte puede servir de desahogo, de ayuda. Que pintar no es solo un pasatiempo, como muchos creen. Que si todos nos tomásemos un poco de nuestro tiempo para volcar sobre un soporte nuestras emociones y nuestros pensamientos el mundo sería muy distinto.
Su muestra invita también a reflexionar sobre el papel que tiene la juventud en el arte que viene y vendrá, pese a que pocas veces se repara en esos jóvenes que pintan, escriben o componen. Tenemos a muchos chicos y chicas con talento en este concejo y tenemos que estar orgullosos de ellos y ellas. Me contaban en la Casa de Cultura que la exposición está siendo un éxito en lo que a visitas se refiere. Quizás se debería tomar nota y abrir ese u otro espacio más a menudo para que los y las jóvenes del concejo expongan sus obras. Rosana ha demostrado que ser joven no implica carecer de talento o tomarse el arte a broma, al contrario. Y más allá de eso, ¿puede haber algo más bonito que el hecho de que tu primera oportunidad te la dé el lugar donde naciste o donde vives? Pienso que no.
Mi más sincera enhorabuena a Rosana por esta muestra que, estoy convencida, será la primera de muchas. Insisto, a quienes no hayan ido a verla en que vayan. Ya saben, hasta el 30 de enero en la sala de exposiciones de la Casa de Cultura.
Álvarez
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