Empieza nuestro curso y, con él, la vuelta al cole para miles de niños y adolescentes del concejo. Uno de los coles es el protagonista de este primer artículo de la temporada por una idea que me ha parecido fascinante: una biblioteca verdaderamente pública. No esperen haberla visto antes en prensa.
Sí, el colegio de Rioturbio tiene en su fachada esta casita que no es sino una vitrina reconvertida en punto de intercambio de libros abierto a todo el mundo. Basta con acercarse, abrir las puertas y buscar el libro que más nos interese, a cambio de que en la vitrina se deje otro u otros. Algo había escuchado sobre esta iniciativa de bookcrossing cuando se puso en marcha, hace no mucho. Tuve la suerte de conocerla este verano y quedé, sencillamente, fascinada.
La vitrina se compone de dos estantes. El superior, para literatura adulta. El inferior, para infantil. En la superior, Vargas Llosa, Pérez Reverte, varias biografías, algún Poema de Mio Cid e, incluso, novelas románticas. En la inferior, cuentos, Gerónimo Stilton, libros de adivinanzas…
Todo lo que sea apostar por la literatura es siempre un sí. Por la cultura, en general. Hacerlo en una localidad que no tiene biblioteca pública y con algo tan sencillo como una vitrina exterior es, sencillamente, una maravilla. Ojalá más centros del concejo sigan el camino abierto por el colegio de Rioturbio y apuesten por la literatura, el arte o la música a pie de calle. Se tiende a pensar en los centros educativos como lugares a los que solo se va a aprender, pero tienen muchísimo que enseñarnos. Sí, a nosotros, los ciudadanos y ciudadanas de a pie, a la par que hacen lo propio con sus alumnos y alumnas.
Mi enhorabuena a quien o quienes hayan estado detrás de esta iniciativa y la mejor de las suertes para este curso que empieza.
ÁLVAREZ
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