El 25 de mayo de 2022 es un día que Jesús Murillo, vecino de Los Pontones, no olvidará nunca. Se encontraba paseando por una mata de la localidad, en busca de varas, cuando reparó en una bolsa negra que se veía detrás de un avellano. No era la primera vez que la veía, pero aquel día se decidió a ir hasta ella y abrirla. Dentro, un esqueleto humano.
El hallazgo fue el punto de partida de infinidad de posibilidades. Sin embargo, ninguna llegó a concretarse como definitiva. Los restos fueron trasladados al Instituto Nacional de Ciencias Forenses de Madrid y la Policía Judicial se hizo cargo de la investigación. No se obtuvo nada concluyente más allá de que el esqueleto no tenía una antigüedad inferior a siete u ocho años y que era de una mujer.
Desde la aparición del esqueleto, la familia de Hermosinda Jiménez pidió que se cotejase el ADN de los restos con el de los descendientes de esta mujer, vecina de El Carbayón, y desaparecida el 2 de febrero de 1990. "Estamos convencidos de que nuestra madre fue asesinada y tenemos pocas dudas sobre quién fue el autor del crimen", declaraba José Antonio Crespo, el hijo mayor de Hermosinda, a La Nueva España. Si bien la fisionomía del esqueleto concordaba con la de Hermosinda, la prueba de ADN arrojó un resultado negativo.
Las hipótesis se centraron entonces en Etelvina García, una mujer de El Quempu desaparecida el 15 de noviembre de 1984. Dada la fecha en que desapareció, su ADN no figuraba en ninguna base de datos y aunque se hizo un llamamiento a posibles familiares de Etelvina, no se consiguió ese ADN con el que cotejar los restos.
Así las cosas, dos años y medio después del hallazgo, el esqueleto de Los Pontones sigue siendo todo un misterio al no haberse podido determinar la identidad de la persona a la que perteneció. El caso sigue abierto y cualquier información puede ser de utilidad.
Ilustran esta entrada:
·Mata de Los Pontones en la que fue hallado el esqueleto.
·Titular de la web catalana El Caso (03/06/2022) con información sobre el hallazgo.
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