Ser mayor supone haber vivido y permite, entre otras cuestiones, comparar los tiempos que fueron con los que son. Acabamos de terminar unas fiestas patronales magníficas, dicho sea de paso.
No se ha hecho público cuál ha sido la inversión para sacar adelante los festejos. O no, al menos, la totalidad. Si se echa la vista atrás, hace tres décadas, San Xuan contaba con un presupuesto de 30 millones de pesetas. Al cambio, 180.000 euros.
Recuerdo que, a comienzos de los 90, algunos ediles nos asombramos al conocer aquella cantidad, cuyo grueso fue para Seguridad Social, concierto estrella de aquellas fiestas. Nunca llegamos a saber cuánto había costado traerlos: se habló desde cinco hasta diez millones.
Hoy, treinta años después, los treinta millones del 95 seguramente se habrán convertido, como mínimo, en 300.000 euros, cincuenta de las antiguas pesetas. La inflacción y el cambio de moneda han hecho que, solo para la producción de los conciertos, se hayan destinado 42.531,5 euros, en el caso de los celebrados en el Jovellanos, y 45.133 euros para los realizados en Barreo. Ya van 87.600 euros, catorce millones y pico de pesetas. La mitad del presupuesto de 1995 y aún no tenemos ni quien cante, solo quienes produzcan. Si se cogen dos conciertos de este último San Xuan, alcanzamos pronto los treinta millones: París de Noia, que cantó el sábado 14 en Barreo, supuso un gasto de 25.410 euros, algo más de seis millones de las antiguas pesetas (ya tenemos más de veinte) y Camela, que actuó en la noche de San Xuan en el parque, supuso un desembolso de 60.500 euros, diez millones de pesetas. ¡Ya hemos superado los treinta! ¡Qué poco cunde el dinero en el siglo XXI! Lo que antes daba para unas fiestas de diez días, hoy se esfuma en la producción y en dos conciertos.
Sirva esta comparativa para reflexionar sobre el paso del tiempo y el gasto que conllevan unos festejos para quienes los echan por tierra. Estos días he oído de todo entre los expertos en festejos de a pie de calle. El ambiente ha sido de sobresaliente y no me cabe duda, a juzgar por cómo estaban las calles y los aparcamientos, de que el concejo y sus gentes han recuperado la inversión presupuestaria hecha por el Ayuntamiento.
ELCARABA
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