Estoy contento. Muy contento. Esta
semana hemos visto cómo muy de vez en cuando las movilizaciones sociales surten
efecto y cómo, muy de vez en cuando, los políticos hacen algo por el pueblo.
Hace un par de días se sabía, tras más
de seis meses de lucha, encierros y movilizaciones, que Tenneco seguirá
abierta, por lo menos, un par de años más, en Gijón.
Y todo ello es fruto de las distintas
protestas de los trabajadores de la factoría de producción de amortiguadores,
unas protestas que llegaron a los tribunales (de hecho se declaró nulo un ERE
hace unos meses) e incluso a las más altas esferas europeas, donde el
correspondiente comisario ha intervenido y nos ha hecho ver que eso que
llamamos Unión Europea y de lo que muchas veces nos quejamos, ha servido para
algo. El propio comisario ha negociado con la compañía y finalmente ha evitado
que Tenneco abandonase Gijón dejando en la calle a los cientos de empleados que
tenía en esta localidad, cerrando una planta que daba cuantiosas ganancias,
solo porque quería llevársela a Rusia, donde la mano de obra y los factores de
producción son seguramente más baratos y sus ganancias podrían incrementarse
aún más.
Se habla también, y yo personalmente
creo que es lo que también ha influido en la decisión de la multinacional, de
que los líos y bloqueos comerciales entre la UE y Rusia han servido para que
Tenneco se echase para atrás en su idea original de trasladar allí lo que había
en Gijón.
Sea como sea es una noticia, repito,
extraordinaria, buenísima para la industria asturiana y en particular para el
concejo de Gijón. Ojalá todas las historias de concursos de acreedores, cierres
y demás, en las que suele haber siempre movilizaciones, acabasen así.
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