Reflexionaba hace varios meses sobre algo que tristemente se veía
muy a menudo en los parques del concejo: cae o hay que talar un árbol y, no
solo no es sustituido por otro, sino que se deja parte del tronco y las raíces
de recuerdo.
Hace unos días, dando un paseo, me
percaté de que esto no solo ocurre en los parques. También muchas de las calles
que siempre han tenido árboles están viendo cómo, poco a poco, se van quedando
sin ellos sin que se dé esa sustitución de la que hablaba antes.
*Uno de los 'huecos vacíos' en San Pedro. |
También ese día y cerca de San Pedro,
pude ver cómo se habían talado todos los pinos y rosales que había detrás del
Mundial 82, en ese paseíllo que conecta con el de La Peña.
Me llamó tanto la atención esto que
les estoy contando, que unos días más tarde, aproveché para fijarme en lo mismo
en Vega de Arriba. Sí, vi algún ‘hueco vacío’, pero también vi cómo algunos de
ellos tenían ya su arbolín puesto para sustituir al árbol que había ocupado el
hueco.
¿Habrá cosa más guapa que ver una
calle, como ocurre en estas fechas, con sus árboles en flor? ¿O viendo cómo
están en su máximo esplendor por el verano? ¿O viendo cómo se les caen las
hojas en otoño?
Veo que en el “Usted denuncia” de esta
semana alguien critica la desaparición de unos bancos en un paseo. Los bancos
son de todo el mundo, y no dejan de ser adornos de calles y paseos. Lo mismo
ocurre con los árboles. Sin embargo, ¿por qué nadie protesta cuando desaparece
un árbol y sí cuando desaparece un banco?
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