Insistimos… Muchas veces no es
necesario que transcurran treinta o cuarenta años para ver el paso del tiempo
en un lugar concreto. A veces basta con solo diez años. Muestra de ello son las
instantáneas de esta semana…
Pocos cambios se observan entre las
dos fotografías, más allá de la decoloración natural que sufre cualquier
material de construcción expuesto a la intemperie con el paso de los años, y
que se ve en los bloques de color arena de la fachada del polideportivo.
Algún cambio más se contempla en el
Colegio Santiago Apóstol, situado en la céntrica calle Numa Guilhou y con más
de un siglo de historia entre sus muros. Del verde que lucía su fachada en el
2006 se pasó a un marrón, combinando tonos oscuros con tonos más claros. Se
cambiaron las viejas ventanas de madera por ventanas de aluminio y se instaló
una cubierta metálica sobre uno de los patios (el que da a Carreño Miranda),
allá por el 2008.
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