CRÓNICA NEGRA MIERENSE: El doble crimen de Ujo (2010)

El 20 de julio de 2010 es una fecha que los habitantes de Ujo recordarán durante mucho tiempo. En la calurosa tarde de aquel día dos familias de etnia gitana, los Ferreduela y los Barrul, celebraban en un pequeño área recreativa junto al polideportivo el cumpleaños de un niño. Hasta allí se acercó José Vargas, miembro de otro clan, para pedirles que abandonaran el lugar, dado que estaba de luto por el fallecimiento reciente de su madre.
*Columna de 'El País'.
Fue el comienzo de una discusión a la que se sumaron dos Carlos, padre y hermano respectivamente de José. Lo hicieron, provistos de vara de fibra, una cachaba y una pistola, con la que tras varios tiros al aire, dispararon a Juan, de 45 años, y David Ferreduela, de 24, tío y sobrino. Otras cinco personas resultaron heridas.
El juicio por el doble asesinato se llevó a cabo en 2013. En él fueron enjuiciados los dos Carlos y José. Carlos –hijo- fue condenado a 43 años de prisión como consecuencia de distintos delitos (doble homicidio, doble tentativa de homicidio, tenencia ilícita de armas…).
Carlos –padre- fue sentenciado a 41 años de prisión, acusado de los mismos delitos que su hijo, salvo el de tenencia ilícita de armas. La misma pena se impuso a José. A los tres, además, se les obligó a abstenerse de residir en Asturias durante los diez años posteriores al término de sus condenas.
En lo que a responsabilidad civil se refiere, la sentencia fijó una responsabilidad civil solidaria de los tres acusados de 417.000 euros, en virtud de los daños inferidos a los distintos miembros de las familias Ferreduela y Barrul.
No conformes con la condena, Carlos –padre- y José recurrieron en casación ante el Tribunal Supremo, alegando error en la sentencia, al entender que habiendo sido Carlos –hijo- el autor de los disparos, no les podían ser imputados tales delitos.
El Tribunal Supremo, en su sentencia 5754/2013 estimó el recurso, les absolvió como autores del doble homicidio y de la doble tentativa y redujo la pena, quedando finalmente condenados a tres años de prisión. Ambos disfrutan ya del tercer grado en Galicia, donde fueron desterrados en aplicación de la ley gitana.
David Ferreduela fue distinguido un año después con uno de los “Mierense del Año”, a título póstumo, por su extraordinaria labor al frente de la Asociación ‘Progreso Gitano’, con la que impulsó, en su corta vida, numerosos planes de integración del colectivo gitano en el concejo.

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