De
por sí, una boda siempre es algo que llama la atención y más aún, si, como en
la historia que les ofrecemos en esta entrega, dos son las parejas que se casan
en la misma ceremonia y los cuatro
contrayentes son mudos.
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| Un recorte del diario ABC |
Esta
es la historia de Ángeles y María de los Remedios Vázquez Vázquez, dos
hermanas, vecinas de La Calleja, en la zona de La Rebollá. Mudas de nacimiento,
Ángeles encontró el amor en Ángel Fernández, vecino de Lada y también mudo.
Buscando que su hermana también tuviese pareja, Ángeles y Ángel le presentaron
a Manuel Canga, un amigo de Ángel, vecino de La Felguera e igualmente mudo.
El
21 de febrero de 1953 los cuatro mudos se casaron en La Rebollñá. Ángeles, a
sus veintiocho años, contraía así matrimonio con Ángel, de veintinueve. María
de los Remedios, que tenía veintitrés, se casaba con Manuel, de cuarenta y uno.
Los
novios no eran los únicos mudos de la ceremonia: muchos de los asistentes,
familiares de unos y de otros, también lo eran. Los matrimonios se
oficializaron por un sacerdote acompañado de un amigo de los novios que se
encargó de traducirles al lenguaje de signos las palabras del cura.
Fue
precisamente ese detalle lo que destacaron algunos de los periódicos que se
hicieron eco de un enlace tan peculiar. A mucha gente, periodistas incluidos,
les sorprendió aquello del lenguaje de signos que empleaban para comunicarse
los novios y buena parte de los asistentes a la ceremonia.
Puede
que hayan pasado ya más de sesenta y cinco años, pero aun así… ¡que vivan los
novios!
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