UN LUGAR PARA VIVIR: El Setal

520 personas son las que viven hoy en día en la parroquia de Lloreo, una de las más extensas del concejo gracias a los casi diez kilómetros cuadrados que abarca. Con un pasado eminentemente minero, la parroquia encierra distintos lugares que el paso del tiempo ha condenado al abandono. Es el caso del que nos ocupa en este reportaje y que lleva por nombre EL SETAL

 
EL SETAL es un caserío situado en las inmediaciones del cementerio parroquial del que solo quedan restos de una antigua cuadra, la casa y sus fincas, unas mejor conservadas que otras.
Pese a que nuestra idea a la hora de preparar el reportaje era llegar hasta la casa, nos fue imposible hacerlo, ya que el camino que daba servicio al caserío se encuentra tomado por la maleza. Nos explicaban en Lloreo que este caserío se abandonó hace algo más de una década y que desde entonces la única forma de llegar a la casa es hacerlo a través de sus fincas, algo que creemos que es también inviable, a juzgar por cómo están las más próximas a la vivienda. 
 
Situado a unos 300 metros de altitud sobre el nivel del mar, este caserío dista aproximadamente seis kilómetros de Mieres y poco más de 400 metros de Lloreo, aunque, como decimos, el buen acceso con el que cuenta el cementerio da paso a un camino imposible de transitar. 

Como curiosidad, preparando este reportaje nos hemos encontrado con que hay mapas cartográficos que incluyen en este caserío un edificio situado muy cerca de las antiguas cuadras y del cementerio. Concluimos que es una pequeña construcción que tiene el camposanto y que posiblemente fuera usada como sala de autopsias, algo muy habitual en el siglo pasado en cementerios parroquiales como este.

La vía verde de Lloreo es en sí misma un buen plan para conocer esta zona del concejo. Desde La Perea hasta Peñamiel, los tres kilómetros de esta senda permiten ir descubriendo distintos caseríos de la parroquia, como El Costón, La Fenosa o EL SETAL, que según nos explicaron, se puede contemplar desde la vía en invierno, con las hojas de los árboles que lo rodean ya caídas.      

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