Cuatro décadas es tiempo más que
suficiente para que edificios y lugares cambien hasta el grado de quedar
prácticamente irreconocibles. Es lo que les sucedió a los dos edificios sobre
los que versa este nuevo Cómo han pasado
los años.
El gris estaba de moda en los años 70
y eran varios los edificios públicos cuyas fachadas lucían ese color, como el
ayuntamiento o el mercado municipal.
La Plaza de Abastos luce tras la
última de sus reformas, hace ya doce años, un color crema que permite resaltar
de mejor modo las ventanas y la galería superior del edificio. En los 90 se
instalaron también toldos separados de la fachada para los puestos que se
instalan en el exterior. Hoy sería impensable encontrarse las calles laterales
del edificio llenas de coches, ya que se encuentran cerradas al tráfico, y
tristemente también es impensable ver una plaza con tantos puestos en el
exterior como había en la imagen de principios de los 80.
El palacio de Camposagrado también ha
sufrido cambios en estas últimas décadas y más exactamente en la restauración
que sufrió entre 2006 y 2008.
Para empezar, se demolieron sus populares
arcos, que daban cabida a distintas aulas del instituto. Se derribó también
parte del tercer piso del palacio, otro añadido en pro de conseguir aulas y se
tapiaron numerosas ventanas en sus laterales. Todo ello para conseguir que el
palacio volviese a ser el como era antes de convertirse en instituto en 1960.
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