CÓMO HAN PASADO LOS AÑOS: Cruzando el puente de Santullano

En 1788, una riada se llevó por delante el puente que comunicaba las orillas del río Caudal en Santullano. Salvar el río con un nuevo puente fue el objetivo que se marcaron los vecinos, que vieron arrancar las obras unos meses más tarde. El nuevo puente no fue construido, como popularmente se cree, por Gaspar Melchor de Jovellanos.



Tres asturianos expertos en obras públicas, arquitectos de profesión, desarrollaron este ambicioso proyecto: Manuel Reguera (Candás, 1731–Oviedo, 1798), Francisco Pruneda (Sariego, 1739–Oviedo, 1813) y Benito Álvarez Perera (Oviedo, 1743–1804).
En todo el proceso, mientras duraban las obras, Reguera, Pruneda y Álvarez Perera recibieron la visita de Jovellanos en dos ocasiones, ganándose los elogios del ilustre gijonés y dando lugar a una creencia tan popular como errónea, que Jovellanos proyectó el puente.


Los trabajos de construcción arrojaron como resultado final un viaducto compuesto por cuatro arcos semicirculares iguales, con tres grandes pilas cimientadas sobre el cauce del río, todo él construido en piedra, con sillares en el zócalo, los tamajares y la bóveda. Esa estructura fue la que tuvo hasta 1994, cuando, por razones de seguridad, ligadas al paso de la autovía bajo el puente, se sustituyó parte del mismo por un apéndice de hormigón armado.

Comentarios